Petterson reincide en su mundo triste y romántico en su nueva novela

  • Barcelona.- Tras el éxito de su anterior obra, "Salir a robar caballos", el escritor noruego Per Petterson reincide en su "mundo triste y romántico" en su nueva novela, "Yo maldigo el río del tiempo".

Barcelona.- Tras el éxito de su anterior obra, "Salir a robar caballos", el escritor noruego Per Petterson reincide en su "mundo triste y romántico" en su nueva novela, "Yo maldigo el río del tiempo".

Petterson tiene un particular modo de trabajo al empezar una novela: "Cuando empiezo a escribir un libro tomo notas, palabras, frases o simplemente un párrafo, y cuando las releo es cuando veo si detrás de aquellas líneas hay una novela", ha explicado a Efe.

"Yo maldigo el río del tiempo" (Mondadori) comenzó con la enfermedad de su madre: "Lo único que sabía es que estaba enferma y que volvería a su Dinamarca natal".

Del mismo modo, en otro de sus libros, "A Siberia", "la imagen era un padre y una hija andando, las Navidades y que hacía frío".

A pesar de que cuando escribes una serie de frases parecen todas iguales, "en realidad sólo hay una que tiene un marchamo literario, de la que saldrá una novela y de las otras no".

En el trasfondo de la novela se encuentra la caída del Muro de Berlín y del mundo comunista, pero esto, confiesa Petterson, fue fruto del azar, pues "al aprovechar elementos relacionados con mi madre, que murió en 1990, tenía que retroceder algo en el tiempo, y fue entonces cuando me di cuenta de que en 1989 pasaron muchas cosas en el mundo".

"La presencia de hechos históricos en mis novelas es totalmente casual, como pasó con la ocupación alemana de Dinamarca en 'A Siberia', o con la Segunda Guerra Mundial en 'Salir a robar caballos', pero en realidad son sorpresas que me llevo y que no me gustan, porque no me gusta investigar", añade.

Admite Petterson que "en cierto modo todas estas novelas son un poco autobiográficas, y en ésta las coincidencias pueden hacer pensar eso, pues el protagonista, Arvid, nació el mismo año que yo y es un personaje que me ha ido siguiendo a lo largo del tiempo", sin embargo, "lo que sucede en la novela no es autobiográfico, pero sí las sensaciones".

Ante la confusión entre realidad y ficción, el autor noruego aclara que su madre tuvo un cáncer pero se recuperó y al final murió en el accidente del ferry Oslo-Dinamarca.

La imagen final de la playa era lo único que tenía en la mente como posibilidad narrativa, "una imagen plástica que ya había utilizado en 'A Siberia', que acaba con la misma mujer 40 años atrás en la misma playa".

Si en "Salir a robar caballos" Petterson exploraba el paso de la juventud a la madurez, en "Yo maldigo el río del tiempo" explora el desencanto que produce esa madurez.

"Son situaciones distintas, porque el protagonista de la primera, Trond Sender, tiene una buena relación con su padre, mientras que el padre de Arvid es más débil y por tanto el hijo hereda también esa debilidad. Imagino que cuando eres niño y el carácter fuerte es la madre, es como si no tuvieras un modelo al que asirte".

Para Petterson, Arvid "tiene miedo a actuar y a equivocarse" y Trond es, en ese sentido, "más sano", algo que seguramente tiene que ver con el hecho de que procede de una mezcla de clases sociales, algo que le hace más fuerte".

A pesar de que Arvid detesta los orígenes trabajadores de su padre porque le ha tocado vivir una época cambiante, "al final acaba haciendo lo mismo que su padre, señala Petterson, quien no oculta cierta debilidad por el personaje porque es "inseguro, pero dulce y romántico".

Haber sido librero antes que escritor ha sido muy importante para Petterson: "Ha tenido mucha influencia en mi trabajo como escritor", revela, y añade que "la librería fue mi propia universidad, porque en la universidad me sentía fuera de lugar y salí por piernas".

No está muy de acuerdo con esa etiqueta que a menudo le cuelgan de literatura nórdica, aunque plantea que "en todas las novelas noruegas hay un sentimiento de arraigo al país y una omnipresencia de la naturaleza".

En su opinión, "lo único que me podría relacionar con las obras de Bergman es que mis novelas son tristes y en ellas domina el ambiente en cierto modo romántico".

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