Ponce corta una oreja, El Fandi herido y deslució el ganado en Lima

  • Lima.- El diestro español David Fandila "El Fandi" resultó herido menos grave en la Feria de Lima, en un festejo que el ganado defraudó las expectativas y en el que Enrique Ponce se llevó la única oreja.

Ponce corta una oreja, El Fandi herido y deslució el ganado en Lima
Ponce corta una oreja, El Fandi herido y deslució el ganado en Lima

Lima.- El diestro español David Fandila "El Fandi" resultó herido menos grave en la Feria de Lima, en un festejo que el ganado defraudó las expectativas y en el que Enrique Ponce se llevó la única oreja.

FICHA DEL FESTEJO.- Seis toros colombianos de La Ahumada, de muy desigual presentación, pitados de salida, sobre todo el segundo de la tarde, que parecía un novillo. Carecieron además de raza, salvo este segundo, que repitió con bondad, y el tercero, que aunque rajado, fue también noble.

Enrique Ponce: Estocada entera desprendida (oreja), y pinchazo y descabello (algunos pitos).

David Fandila "El Fandi": tres cuartos de estoque caído, pinchazo y descabello (silencio), y pinchazo hondo y descabello (pasó a la enfermería entre palmas).

Miguel Ángel Perera: Casi entera baja (saludos tras petición) y media estocada y descabello (ovación).

El valenciano Ponce fue cogido al torear de muleta al primero de la tarde resultando con contusiones y con la taleguilla rota.

El granadino "El Fandi" también fue cogido y corneado por su segundo. El parte médico detalló una herida "en cara posterior del tercio inferior del muslo derecho, con orificio de entrada de 4 centímetros de diámetro" y dos trayectorias de 8 centímetros hacia abajo y adentro, y de 6 centímetros hacia abajo y afuera, que comprometieron hasta el plano músculo aponeurótico.

Fue operado bajo anestesia general por los cirujanos León, Baltazar y Del Castillo, con pronóstico menos grave. Tendrá para cuatro días de reposo, por lo que no podrá actuar en Quito. Fue trasladado a la clínica El Golf de San Isidro.

Tarde soleada y un aforo de tres cuartos, unos 9.000 espectadores.

La cuarta corrida del abono limeño fue decepcionante por la mala condición de los toros colombianos, que carecieron de raza y no permitieron faenas compactas.

Además el público, que protestó la presencia de algunos de los animales, no ponderó por ello la buena faena del extremeño Perera al segundo de los lidiados hoy en la plaza de toros de Acho.

"El Fandi" fue corneado al intentar torear al quinto de la tarde, al que atacó de inicio, pero cuyas embestidas fueron tardas, se volcó con entrega, se llevó por ello una voltereta y fue herido ya en el suelo.

No pasó a la enfermería hasta ver al ejemplar caer a pesar de sus visibles muestras de dolor. Con las banderillas había destacado Fandila, que tuvo un lote dispar.

Su primero parecía un novillo y terciado pero tuvo fijeza y nobles arrancadas, que acompañó el torero de Granada entre la protesta del público por la escasa presencia del astado.

En su segundo sobrevino la cogida tras lucirse en banderillas. Abrevió.

Enrique Ponce tanteó a media altura al que abrió la tarde y no lo exigió, pues el toro no descolgaba y calomocheó la muleta. El trasteo, que tuvo algunos pasajes muy lucidos, se vino a menos pues con el toro en tablas y el viento desdibujando los muletazos, tampoco duró.

Al ligar una serie de roblesinas fue prendido, pese a lo cual hilvanó, con calidad, ayudados por bajo de cara a las tablas.

Ante su segundo, que sí tuvo seriedad, se dobló primero para luego darle tiempo, esperando que el animal rompiera a embestir. El de Chiva, enfundado en un pantalón de calle y fajado tras su paso por la enfermería, se enfrentó al toro que, reservón, imposibilitó una faena compacta.

Miguel Ángel Perera mostró su poderío y quietud, la precisión de sus toques y su toreo de mano baja.

Su primero, como sus hermanos, salió suelto del caballo. El extremeño lo logró meter en la muleta, que como un fino señuelo templó las embestidas nobles del de La Ahumada. Así logró ovaciones que pudieron terminar en premio, que la presidencia acertadamente optó por no conceder ante la mala colocación de la espada.

Su segundo, un jabonero descastado, el de menos movilidad de la corrida, le permitió apenas esbozar sus conocimientos. Pidió Perera un toro de regalo, algo que de acuerdo al reglamento desestimó el juez de plaza, concluyendo así una tarde de fugaces instantes, cogidas y desilusión general.

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