(reportaje) la belleza: de atapuerca al siglo xxi


"La búsqueda de la belleza ha sido y será una constante en el ser humano", explica Quionia Herrero, comisaria de la exposición 'La belleza, una búsqueda sin fin', que acoge el Museo de la Evolución Humana de Burgos hasta enero de 2014 y que cuenta con 150 piezas, como un brazalete de oro encontrado en Atapuerca, espejos chinos datados en el año 206 a.C., peines de madera de Chile del siglo XV o tejidos de piel sintéticos del siglo XXI destinados a probar nuevos cosméticos.
La exposición, en la que colabora L'Oreal España, muestra, entre otros temas, la relación entre lo bello y las matemáticas, un dato que destaca Eudald Carbonell, codirector de Atapuerca, el santuario de la antigüedad en el corazón de la Península Ibérica.
"La belleza en la naturaleza está ligada con las matemáticas", declara, como se puede apreciar en el nautilus, un molusco que posee una concha con una espiral perfectamente proporcionada basada en el número aúreo, pieza presente en la exposición.
"Los seres humanos llevan dos millones de años fabricando objetos que buscan la belleza", manifiesta Quionia Herrero, como el bifaz que creó el 'homo ergaster', una herramienta de piedra caracterizada por su simetría que sirve para cortar o realizar agujeros.
CÁNONES DE BELLEZA
En la exposición también se pasa revista a los cánones de belleza. Se muestra cómo los cristianos, desde la antigua Roma, consideraban el cuerpo humano como el objeto más bello imaginable y la medida de todas las cosas, mientras que otras civilizaciones, como la china clásica o la precolombina, estaban más preocupadas por el lugar que ocupaban los humanos en el mundo que por cuestiones de proporción corporal.
El paseo por los cánones de belleza arranca con la Venus de Willendorf, realizada unos 20.000 años a.C., pasando por Nefertiti, la Venus de Milo, el Nacimiento de Venus de Botticelli, La Gioconda o Las Meninas, para terminar con la actriz Halle Berry.
Uno de los objetos más curiosos de la exposición es el rodillo del emperador, una botella alargada que contenía colonia, fabricada por Jean-Marie Farina, un perfumero asentado en Colonia (Alemania). Esta botella fue un encargo de Napoleón para poder llevarla en su bota y perfumarse cuando la ocasión lo requería.
Un secador de pelo, construido en madera, del año 1900, es un artilugio de belleza que ha aportado el peluquero Raffel Pages, que posee una impresionante colección de objetos para el cuidado y la belleza del cabello, como la peluca de Lord Abogado de 1.750 que perteneció a un letrado inglés.
Los pigmentos, los tintes y las cremas también juegan un papel importante en esa 'búsqueda sin fin' de la belleza a lo largo de los siglos.
Como colofón cabe destacar los kits de piel reconstruida que L'Oreal ha creado en su laboratorio de Lyon, una piel humana en la que se investigan las alergias, los efectos del fuego o el envejecieminto y también se testan nuevas fórmulas para hacer a los seres humanos más bellos.

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