Rigor, psicodelia y emoción para un Festival de Otoño de Madrid que se muda a Primavera

Madrid.- El ballet que Pina Bausch creó para mayores de 65 años, una Medea de Burkina Faso o una performance con ATS incluido son algunos de los "hit" de la XXVI y última edición del Festival de Otoño de la Comunidad de Madrid, que cuando concluya este mes de noviembre se transmutará, según ha adelantado a Efe su director, Ariel Goldenberg, en Festival de Primavera.

El Festival de Otoño nació hace 26 años al calor de la entrada de España en la entonces CEE y ésta será su última edición con ese nombre porque la Comunidad de Madrid ha decidido "racionalizar" la oferta teatral pública de la capital y pasarlo a primavera, en concreto del 6 de mayo al 6 de junio, según explica el que es su director desde hace una década.

La decisión de "traslado y reagrupación" es algo que le "excede", asegura Goldenberg, porque "eso" es incumbencia de los políticos pero menciona entre los factores que han influido, además de la "racionalización" de la oferta, la creación de una sede para los espectáculos de la Comunidad de Madrid, los Teatros del Canal, o que "algún sector" lo ha pedido.

Ha tenido que meter "un motor más gordo" y desdoblarse para poner en marcha no sólo la programación de este último Festival de Otoño sino planificar la del de Primavera y lograr que en ambos haya "un menú muy atractivo", emocionante y riguroso intelectualmente.

Esta edición, que acorta en una semana su duración en consonancia con el recorte de 500.000 euros en su presupuesto, se estrena el 4 de noviembre con el ballet de la recientemente fallecida Pina Bausch y su "Kontakthof" y concluye el día 29 con el "psicodélico" Kurt Hentschläger y su performance no apta para cardíacos tras haber programado, en 21 espacios escénicos de Madrid y su provincia, otros 33 espectáculos de "artes vivas" procedentes de medio mundo.

"A pesar del recorte, hemos hecho también este año un muy buen festival, aunque uno siempre tiene la incógnita de cómo respirará la gente y cómo influirá la crisis", dice Goldenberg, que vive en París, donde ha dirigido el Teatro Chaîllot y ahora trabaja en el Centro del Teatro francés.

"Yo creo que al teatro siempre lo va a salvar que la gente tiene necesidad de ver a otra gente, que están hartos de ordenador y tele y prefieren ver montajes en vivo", especula.

Los montajes elegidos para esta ocasión son "muy buenos" todos y aunque no quiere "destacar" ninguno en especial, porque, dice, no puede tener "favoritismos", cita los de María Pagés con Sidi Larbi Cherkaoui, la coreografía de Anne Teresa De Keersmaeker "Rosas danst Rosas", el "apocalipsis" de Israel Galván, la "Trilogia della villeggiatura" del Piccolo Teatro di Milano, Pina Bausch, Medea o la "Pénélope ô Pénélope" de los franceses Tera.

A su director le parece "una ventaja" en el aspecto económico que el festival, que puede presumir de tener "una burocracia mínima", se traslade a mayo porque así su presupuesto "peligrará" menos.

Lo habitual, precisa, es que si hay que "meter tijera" en el presupuesto anual de la Comunidad se haga en las actividades que se programan para los últimos meses del año, lo que ha sucedido en esta ocasión.

El carácter del festival ha sido siempre "eminentemente europeo" y en la selección de los espectáculos uno de los criterios es que procedan de los diferentes festivales europeos aunque sin que haya un sistema de cuotas.

Veintinueve de los espectáculos llegan de Alemania, Argentina, Austria, Bélgica, Bosnia y Herzegovina, Canadá, Estados Unidos, Islandia, Australia, Francia, Italia, Japón, Letonia, Noruega, Portugal, Serbia, Suiza, Marruecos y Vietnam y el resto de España.

Su propósito en estos diez años al frente del festival, en el que ha querido conjugar "cierta originalidad" con "el rigor artístico e intelectual", ha sido "despertar y consolidar una buena dosis de curiosidad en los espectadores" y cree que lo ha conseguido.