Sherlock Holmes se sumerge en Barcelona en búsqueda del submarino Ictíneo 2

  • Cuando un personaje literario se queda libre de derechos resulta tentador llevarlo a tu terreno, como hacen Sergio Colomino y Jordi Palomé al convertir en personaje de cómic al detective Sherlock Holmes, que viaja a la violenta Barcelona de 1893 parar investigar la desaparición del submarino Ictíneo 2.

Sergio Andreu

Barcelona, 29 ene.- Cuando un personaje literario se queda libre de derechos resulta tentador llevarlo a tu terreno, como hacen Sergio Colomino y Jordi Palomé al convertir en personaje de cómic al detective Sherlock Holmes, que viaja a la violenta Barcelona de 1893 parar investigar la desaparición del submarino Ictíneo 2.

Si hace poco fue Batman quien sobrevoló la capital catalana en una de sus aventuras, ahora es el turno del investigador victoriano, quien protagoniza "Sherlock Holmes, la conspiración de Barcelona" (Norma) una libérrima historia de toques góticos que verá la luz en abril de cara a la diada de Sant Jordi y coincidiendo además con el Salón Internacional de Cómic de Barcelona.

Holmes, sin su hombre confianza, el doctor Watson, llega a España para una misión del servicio secreto inglés que quiere aclarar lo ocurrido con el Ictíneo 2, el submarino de Narcís Monturiol desaparecido en una misión, algo que, en una Europa convulsa políticamente, supone un peligro para los intereses del imperio británico si el ingenio cae en manos de potencias enemigas.

Para que todo coincida con la "biografía" del investigador de Baker Street -y evitar críticas de fans acérrimos- el guionista Sergio Colomino explica a Efe que ha optado por situar la historia en el periodo en el que Holmes está "supuestamente muerto" tras haberse enfrentado a Moriarty, su "némesis", aunque realmente viva de incógnito haciendo "misiones" para el Foreign Office.

Es ese Holmes, oscuro, bipolar, el que desembarca en una Barcelona azotada entonces por el anarquismo y los atentados, hasta tal punto que en el resto de Europa era conocida como la ciudad de las bombas.

Durante sus pesquisas, el detective -para quien los autores del cómic se han inspirado en el actor Vasili Livanov, protagonista de una serie rusa sobre un Holmes cínico y burlón- recorre no sólo las calles esplendorosas de la Barcelona modernista, que florecía por entonces, sino también las sombras de una ciudad portuaria y maloliente, en la que los obreros se morían de hambre y el sonido de las pistolas era algo cotidiano.

"Peter Cushing fue un muy buen Holmes, pero si nos hubiéramos inspirado en él la gente hubiera visto al actor más que al personaje", explica Colomino sobre su alternativa "rusa".

Ayudado por un joven -paradigma del anarquista clandestino- que se convierte en guía a su pesar, Holmes se adentra en la trama hasta dar con una sociedad secreta cuyo líder forma parte de su pasado.

Colomino, un gran seguidor del detective de Conan Doyle, que llevaba diez años soñando con "traerlo" a Barcelona, ha llevado a cabo una exhaustiva documentación para recrear aquella ciudad y "no meter la pata" con anacronismos.

Eso les ocurrió con el conocido arco de la calle del Bisbe, que va de la plaza de Sant Jaume a la plaza Catedral, y que tuvieron que suprimir de unas páginas, ya dibujadas y entintadas, porque, a pesar de su apariencia gótica, esa construcción data de 1928.

Los autores han utilizado fotos de época, sobre todo del archivo del Liceo, para reproducir las calles por las que camina Holmes, zonas del Gótico, Ciutat Vella, las Ramblas, los alrededores de Santa María del Mar y Santa María del Pi, el Liceo o el entonces muy reciente monumento a Colón, inaugurado en 1888, e icono de la ciudad moderna antes de que Gaudí cambiara la fisonomía de Barcelona con las torres de su incipiente Sagrada Familia.

Pese a que no se cruza con el genio de Reus, esta novela sí hace un pequeño homenaje a otro personaje real de la época, en concreto, al poeta Joan Maragall, que no quieren desvelar.

El dibujante Jordi Palomé, además de un trabajo de "arquitecto" y "urbanista", con mucho detalle en cada viñeta, hace de estilista al recuperar los patrones de la moda finisecular para unos personajes de marcado tono realista, clásicos, cercanos al género negro.

"Es un cómic con mucha sombra. Me he dejado la salud en ello y no es broma porque lo he hecho durante un año y en mi poco tiempo libre, ya que trabajo a jornada completa en una empresa de videojuegos", indica el dibujante.

La entrega "española" de Sherlock Holmes llega al mercado coincidiendo con el resurgir del personaje -si es que alguna vez el interés por él ha decaído- con el estreno de la nueva entrega de la saga de películas protagonizada por Robert Downey jr y Jude Law (como Holmes y Watson) y con la excelente serie "Sherlock" producida por la BBC que acaba de iniciar su segunda temporada.

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