SÓLO DANIEL LUQUE SE JUSTIFICÓ EN LA PENÚLTIMA CORRIDA

  • Paco Aguado Pamplona (España), 13 jul. El joven torero sevillano Daniel Luque fue el único diestro de la terna que se justificó con decisión y entrega en la penúltima corrida de los Sanfermines, en la que no se cortaron trofeos.

Paco Aguado

Pamplona (España), 13 jul. El joven torero sevillano Daniel Luque fue el único diestro de la terna que se justificó con decisión y entrega en la penúltima corrida de los Sanfermines, en la que no se cortaron trofeos.

Ficha del festejo:

Toros de El Pilar, muy desiguales en cuanto alzadas, volúmenes y remate. Y también dispares en su juego, desde el manso y entablerado primero al excelente quinto, excesivamente sangrado en varas.

El Cid: tres pinchazos, pinchazo hondo, estocada atravesada y tres descabellos (silencio tras aviso); media estocada (silencio).

El Fandi: estocada habilidosa (silencio); pinchazo y bajonazo (silencio).

Daniel Luque: estocada tendida (ovación tras leve petición); pinchazo y estocada desprendida (ovación).

Tras la lidia del segundo toro, El Cid fue atendido en la enfermería de un puntazo de cuatro centímetros en el tobillo derecho, de carácter leve y que no le impidió continuar la lidia. Por ese motivo se alteró el orden de lidia y El Cid volvió a torear en quinto lugar.

La plaza presentó algunos claros de público en las andanadas de sombra.

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Demasiado picados

Hubo de todo en la corrida de El Pilar, desde mansedumbre declarada como la del primer toro, que buscó desde su salida la puerta de los chiqueros, a la la embestida dulce y entregada del quinto. Y, entremedias, también hubo toros ásperos frente a otros noblones. Pero, fueran como fueran, a casi todos se les castigó por igual en varas: con una tremenda dureza.

Eso hizo que ni El Cid ni el público pudieran disfrutar del único astado verdaderamente bravo y entregado en las telas, un toro que el diestro de Salteras lidió en quinto lugar tras correrse el turno mientras era atendido en la enfermería del puntazo leve que, en un descuido, le infirió su manso y rajado primero.

Extrañó que El Cid permitiera tal sangría de "Cotidianero" porque él mismo había pulseado con el capote la gran calidad del toro salmantino que, tras pasar por el varilarguero, se fue apagando inexorablemente en una faena de muleta que no tuvo emoción alguna por mucho que su matador se templara e intentara después remontarla con vanos alardes de cercanías.

En ese toro, y en tan decepcionantes circunstancias, estuvo la clave de una tarde que tampoco fue, precisamente, la de El Fandi, al que se vio en todo momento incómodo e inquieto con su lote. Salvo en el tercio de banderillas que protagonizó con su primero, al que clavó tres pares con sinceridad y contundencia, el granadino deambuló con cautela tanto ante ese mismo astado, que se echó casi exangüe, como con un cuarto también apagado tras las varas pero que al menos tuvo nobleza y claridad.

Los dos toros de Daniel Luque fueron menos claros que éste pero, al menos, no sangraron tanto en el caballo. Ya con ese detalle demostró el joven espada sevillano una disposición mayor y mejor que la de sus compañeros y que continuó evidenciando con la muleta.

Tuvo paciencia Luque para ir alargando las reservonas embestidas del tercero, sin forzarle demasiado las trayectorias, aunque sin obtener una respuesta muy agradecida del desfondado animal. Con el sexto, y ya con la tarde totalmente opacada, volvió a poner empeño y un fresco desparpajo, con desigual acierto.

Dos series con la mano derecha llegaron al tendido, pero la mansurronería del de El Pilar acabó dejando todo al mismo nivel que el ambiente de la propia corrida.

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