The California Honeydrops conquistan España con "Spreadin' honey"

  • Madrid.- Si existiera justicia en el mundo, el diccionario incluiría una foto de The California Honeydrops junto a la palabra 'fiesta'. Ningún otro vocablo define mejor a este cuarteto estadounidense que ahora se lanza a la conquista de España con su segundo trabajo discográfico, "Spreadin' honey".

Madrid.- Si existiera justicia en el mundo, el diccionario incluiría una foto de The California Honeydrops junto a la palabra 'fiesta'. Ningún otro vocablo define mejor a este cuarteto estadounidense que ahora se lanza a la conquista de España con su segundo trabajo discográfico, "Spreadin' honey".

"Nuestra música es una sensación, una experiencia, algo muy personal que queda entre nosotros y el público. Extender la miel significa compartir la dulzura y el amor, ver a las parejas abrazadas y a todo el mundo con una gran sonrisa", explica a Efe el batería Ben Malament.

Aunque un poquito empalagoso, el elevado mensaje espiritual no falta a la verdad en una sola coma. Las melodías de The California Honeydrops son un festín para el alma, que se atiborra ante un menú pantagruélico de blues, gospel, r&b, soul o second line jazz.

"Vamos a las raíces, a la tradición, juntando un montón de estilos distintos en una manera única y distinta. Es muy difícil ponernos una etiqueta", asevera el saxofonista y clarinetista Johnny Bones. "En el fondo, hacemos lo que nos da la gana", añade Lech Wierzynski -voz, trompeta y guitarra-.

"Sólo tenemos una condición: mantenernos dentro de unos límites semi-acústicos, no muy altos, que permitan acompañar las canciones con las voces y las palmas del público. A partir de ahí, no nos cerramos a ningún tipo de música", determina el cantante.

En un guiño a las 'jug bands' de los años veinte y treinta, The California Honeydrops también emplean instrumentos como el washboard -tabla de lavar- o el stub-bass -cubo con mástil y una sola cuerda que sería el pariente más lejano del contrabajo-.

"Son instrumentos caseros de percusión que nos dan más posibilidades para enriquecer nuestro sonido. Eran muy populares a principios del siglo XX, sobre todo entre los grupos de blues y jazz", puntualiza Wierzynski.

El resultado de combinar todos estos ingredientes se titula "Spreadin' honey", un trabajo que, salvo sorpresa mayúscula, debería significar la consolidación de The California Honeydrops tras su aplaudido debut musical, "Soul tub".

"Estamos muy contentos con el resultado del nuevo disco, porque refleja la evolución del grupo. Creo que por fin hemos definido nuestro estilo", proclama Bones. "Es el primer álbum que está a la altura de nuestro sonido en directo", apostilla Wierzynski.

"Train song", "All them things", "Cryin' blues" o "Brokedown" son algunas de las trece composiciones que el grupo ha recogido en su segundo disco de estudio, preñado de temas originales. "No hay muchas bandas que estén componiendo nuevo material en los parámetros de la década de los veinte", asegura el cantante.

Las cosas han pasado muy rápido para The California Honeydrops, que en apenas tres años han pasado de tocar en las estaciones de metro de Oakland a realizar giras por Holanda, Bélgica o España. "Todo esto es una sorpresa para nosotros", confiesa Ben Malament.

Responsables de ese crecimiento sostenido son los explosivos directos del grupo, que "envuelven toda la sala y hacen que las personas se sientan distintas". "No nos limitamos a tocar, sino que nos alimentamos de lo que el público nos da en la misma medida que ellos disfrutan con la música que hacemos", reflexiona Wierzynski.

Dos noches vibrantes en Madrid dejan paso a la actuación que el grupo realizará hoy en el soriano Festival Enclave del Agua, punto y final de una gira española que prometen repetir "tan pronto como sea posible". "Queremos volver en verano de 2011", anuncia Malament.

Julio Soria.

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