The Guardian considera que hay que salir de España para encontrar a sus mejores creadores

  • Londres.- El diario británico The Guardian dice hoy que hay que salir de España para encontrar a sus creadores más interesantes porque, salvo excepciones, lo que hay dentro "carece muchas veces de vitalidad".

The Guardian considera que hay que salir de España para encontrar a sus mejores creadores
The Guardian considera que hay que salir de España para encontrar a sus mejores creadores

Londres.- El diario británico The Guardian dice hoy que hay que salir de España para encontrar a sus creadores más interesantes porque, salvo excepciones, lo que hay dentro "carece muchas veces de vitalidad".

"¿Por qué es la pintura tan mala? ¿Por qué resulta tan sumisa y tan de segunda mano?", se pregunta el crítico Adrian Searle, quien afirma que para encontrar excepciones con frecuencia hay que buscar a los artistas españoles que trabajan fuera.

"Los artistas ambiciosos del período posfranquista como Juan Muñoz o Pepe Espaliú se fueron a trabajar a Londres, a París, a Nueva York. La finalista del premio Turner Ángela de la Cruz se marchó a mediados de los noventa. Los jóvenes artistas ambiciosos se marchan", escribe el crítico.

El periódico explica que las instituciones españolas siempre han estado a merced de los cambios de gobierno y el dinero y los directores de museos van y vienen con los cambios que se producen a nivel nacional, regional e incluso municipal.

El Prado ha logrado mayor autonomía y ha conseguido salirse de "ese ciclo tan pernicioso" mientras que el Reina Sofía va a seguir sus pasos, y ambos museos tienen un diálogo mucho más fructífero de colaboración que el que han tenido nunca la Tate y la National Gallery de Londres.

Según The Guardian, a diferencia de Gran Bretaña, en España hay muy pocos espacios alternativos, exposiciones en viejos depósitos o eventos "ad hoc", y los que consiguen celebrarse "son mirados con sospecha".

"El sentido de colaboración que existía en los años ochenta no duró mucho tiempo, y la sensación de formar parte de un mundo artístico más amplio se topa con el obstáculo mental de los Pirineos", escribe el crítico.

España tiene además "muy pocos coleccionistas serios y los que comenzaron a coleccionar hace pocos años lo están dejando". "Están arruinados", le comentó al crítico el artista catalán Ignasi Aballí.

Según este artista, "la única forma de sobrevivir es exhibir fuera de España".

Distintos proyectos, "tanto modestos como grandiosos", se van a pique, dice el periódico, que informa de que la Caixa, por ejemplo, ha donado recientemente su colección al MacBa.

Una excesiva "ciudad de la cultura", diseñada por el arquitecto Peter Eisenman en las afueras de Santiago de Compostela, "se traga millones de euros del Gobierno regional y no parece que vaya a terminarse próximamente".

El Museo de Arte Contemporáneo (Marco), ubicado en una antigua cárcel de Vigo, tiene problemas. Están montando la primera exposición del artista escocés Martin Creed, pero la programación se está desacelerando, escribe The Guardian.

"(Para nosotros, recibir) 100.000 euros menos es como que le recorten un millón de euros a una institución mayor", dijo al crítico del diario el director del Marco, Iñaki Martínez.

Según Martínez, nombrado recientemente presidente de la Asociación de Directores de Arte Contemporáneo, "los artistas son los que más sufren".

"Lo primero que se ha revisado es la política de adquisiciones -agrega-. Se han bloqueado muchas colecciones públicas españolas, otras han reducido su capacidad de desarrollarse y ampliar sus colecciones. Nadie sabe qué va a ocurrir próximamente con la actividad cultural de las Cajas de Ahorro".

"España se ha apresurado a la hora de crear una infraestructura cultural que no existía. En muchos casos se llevó a cabo sin planificación, dando prioridad al continente y no al contenido, y ahora no sabemos qué hacer con todos estos edificios", explica Martínez.

Según éste, "la situación actual sólo demuestra las consecuencias de una política de despilfarro y showbusiness".

El director del Reina Sofía, Manuel Borja-Villel, se muestra con todo optimista: "Las instituciones más pequeñas tienen que encontrar su propia identidad".

"La cuestión es cómo usar todos esos espacios de forma distinta. No podemos seguir solos, vivimos un cambio histórico y no tenemos que tener miedo de equivocarnos", afirma.

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