Seis años después de sacudir con melodías directas de influencia sesentera el siempre dinámico panorama musical británico, los jóvenes roqueros de The Kooks pisan suelo español para mostrar, en un célebre templo flamenco de Madrid, su "hambre" intacta "por seguir haciendo música fresca".
"Será fantástico", auguran sobre su actuación de esta noche en El Corral de la Pacheca, dentro del Beefeater London Sessions, un concierto itinerante que, antes de partir hacia Moscú, recalará en la capital española para trasladar, en compañía de Emeli Sandé y de Baxter Dury, una pizca de la "vibrante atmósfera londinense".
De flamenco conocen más bien poco, "lo de la manzana", acierta a decir el guitarrista Hugh Harris, mientras reproduce con la mano ese fundamento básico del baile.
A su lado, responden a las preguntas el vocalista Luke Pritchard y el bajista Peter Denton, en ausencia del batería Paul Garred, que sigue sin acompañarles en sus giras por una lesión, "un tema delicado", se limitan a apuntar.
De lo que sí saben es de crear canciones pegadizas. Lo hicieron con su primer disco, Inside In/Inside Out (2006), del que vendieron más de dos millones de copias. Después, repitieron éxito con su segundo largo, Konk (2008), que debutó en el número 1 en Reino Unido.
Con Junk Of The Heart, publicado el pasado septiembre, vuelven a intentarlo. Ellos, que muy poco tiempo después de formar la banda, consiguieron sus primeros conciertos, grabaron sus demos e incluso firmaron un contrato discográfico, se han tomado esta vez su tiempo.
El disco más logrado
Han sido tres años para elaborar el que describen como su disco "más logrado".
"Hay muchas cosas en él. Los dos primeros álbumes estaban mucho más influidos por las grandes bandas de los años 60, pero este tercero es definitivamente más complejo y desde luego más contemporáneo. Mira mucho más hacia lo que está sucediendo ahora, especialmente en la producción", cuenta Pritchard.
Durante su elaboración, hubo de hecho un cambio de productor. Con unos pocos temas grabados, abandonaron la batuta de Jim Abyss (Adele, Arctic Monkeys, Kasabian) y volvieron bajo el abrigo de Tony Hoffer, quien se había encargado de sus primeros trabajos.
"A veces las cosas sencillamente no encajan", dicen sobre su colaboración con Abyss. "Seguíamos en contacto con Hoffer, que tenía una visión muy clara para este disco", explican.
Una nueva forma de grabar y nuevas instrumentaciones se dan en "Junk Of Heart", fabricado, aseguran, "sin mucha presión" por reeditar los éxitos pasados.
"Seguimos hambrientos por hacer música fresca. Cuando estás en una banda nunca hay un momento para detenerse y darse a la autocomplacencia. Nunca estás completamente satisfecho y eso te hace continuar", argumenta Pritchard.
Desde su nacimiento, paralelo al fenómeno del debut de Arctic Monkeys, esta banda de Brighton ha recibido continuas comparaciones con el grupo liderado por Alex Turner.
"Siempre hay comparaciones", dicen resignados. "Pero nos sentimos bastante alejados y nuestras influencias no proceden de fuentes tan próximas", defienden ellos, que reivindican su gusto por potenciar las melodías en sus creaciones.
"No nos da miedo usar melodías, es una parte importante de nuestras canciones", aseguran para reivindicar que lo hacen por gusto personal y no para sonar en las radios, como les han acusado en alguna ocasión.
"La radio es un gran lugar para que la gente escuche tu música, en cualquier caso", apostilla Harris.
Su actuación de esta noche será la segunda en Madrid en unos pocos meses y, en julio, regresarán a España para intervenir en el festival BBK Live! de Bilbao.
The Kooks - Is it me
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