"Tino Casal volvería a morirse ante este panorama musical", dice Julián Ruiz

  • "Si Tino Casal viviese a día de hoy, se moriría de nuevo ante el panorama musical existente", asegura en una entrevista con Efe el productor Julián Ruiz, amigo íntimo de aquel artista polifacético y visionario que falleció hace ya 20 años tras firmar éxitos de la música española como "Eloise" y "Embrujada".

Javier Herrero

Madrid, 21 sep.- "Si Tino Casal viviese a día de hoy, se moriría de nuevo ante el panorama musical existente", asegura en una entrevista con Efe el productor Julián Ruiz, amigo íntimo de aquel artista polifacético y visionario que falleció hace ya 20 años tras firmar éxitos de la música española como "Eloise" y "Embrujada".

Un accidente de tráfico el 22 de septiembre de 1991 acabó abruptamente con la prometedora trayectoria de este compositor, intérprete, productor y diseñador que, además de crear un universo icónico propio, abrió los oídos españoles de los años 80 al glam-rock, la electrónica y otras sonoridades poco comunes en aquellos tiempos.

"Ahora se ha convertido en un icono", dice Ruiz, quien ratifica la impresión general de figuras como Miguel Bosé, Marta Sánchez o Nacho Cano de que Casal fue un adelantado a su tiempo y que lamenta que "aquí hay que morirse para que te hagan caso".

Este conocido cronista musical, presentador del programa radiofónico "Plásticos y decibelios", firma la contraportada del libreto del recopilatorio "Todo Casal" que acaba de lanzar EMI para reivindicar su trabajo, con joyas musicales como "Embrujada", "Pánico en el eden" o su versión de "Eloise" de Barry Ryan.

Ruiz subraya la facilidad de Casal como compositor para crear melodías, pero destaca más aún su faceta vocal, con capacidad para abarcar tres octavas. "Técnicamente era la leche", apunta.

Profundamente influido por David Bowie, a su talento unió una moderna concepción global del arte, que pasaba por atender puntillosamente incluso el aspecto estético de su carrera, un terreno en el que hizo famosos sus estilismos barrocos, antes siquiera de que Madonna -por poner un ejemplo- entrara en escena.

"Tino Casal era mucho más grande que Lady Gaga y lo que hacía, lo hacía mucho más reflexivamente", opina Ruiz, que destaca que, sin ir más lejos, "'Champú de huevo' era una reflexión acojonante de la sociedad del momento".

Sorprende también en su currículum su trabajo como productor para grupos aparentemente tan lejanos de su estilo como los metaleros Obús.

"Le gustaba todo lo que tenía que ver con la música y no se producía a sí mismo porque era listo y sabía que no podría ser objetivo", cuenta Ruiz, su productor habitual, que recuerda que su relación con el artista se remonta a poco después de su participación, en 1978, en el Festival de Benidorm.

Sus seguidores tienen la oportunidad de conseguir ahora reunidos sus cinco discos de estudio gracias a una edición de lujo, publicada también por EMI, en la que además se incluyen remezclas, grabaciones de la gira de 1983, versiones orquestales, extendidas e instrumentales y, por último, un DVD con 25 actuaciones en los programas musicales de TVE hasta 1990.

Para la historia de la música de España quedan "Neocasal" (1981), "Etiqueta negra" (1983), "Hielo rojo" (1984), así como "Lágrimas de cocodrilo" (1987) e "Histeria" (1989), los dos discos que devolvieron a Casal al mundo de la música tras uno de sus peores trances, una necrosis que le dejó durante mese postrado en una silla de ruedas.

Amante de la modernidad y de la post-modernidad, su visión se extendió también al cine, financiando parte de las películas "Pepi, Luci, Bom y otras chicas del montón" y "Laberinto de pasiones", de Pedro Almodóvar.

"Si viviese, él mismo sería considerado el Almodóvar de la música, porque tenía incluso más talento", sentencia Ruiz sobre su amigo.

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