Un ganado carente de todo condiciona otra tarde anodina en Las Ventas

  • Una novillada infumable por falta de todo de Prieto de la Cal echó hoy al traste con las ilusiones y el lucimiento de los tres espadas actuantes en el tercer festejo del ciclo de encastes minoritarios de Las Ventas.

Javier López

Madrid, 15 sep.- Una novillada infumable por falta de todo de Prieto de la Cal echó hoy al traste con las ilusiones y el lucimiento de los tres espadas actuantes en el tercer festejo del ciclo de encastes minoritarios de Las Ventas.

FICHA DEL FESTEJO.- Cinco novillos de Prieto de la Cal, bien presentados a excepción del escurrido primero, justos de fuerzas y bajos de raza, que en general sirvieron más bien poco. El segundo tuvo más clase, sin embargo, acabaría también a menos hasta pararse. El sexto, por su parte, fue el más complicado.

El cuarto fue un sobrero de Mollalta, al ser devuelto el primero y correrse turno, muy serio y cuajado, pero muy soso.

Pedro Carrero: casi entera caída y atravesada (silencio); y media muy caída y dos descabellos (silencio).

Manuel Dias Gomes: pinchazo y estocada (ovación); y pinchazo y estocada (silencio).

Javier de Prado: estocada (silencio tras leve petición); y media (silencio).

La plaza tuvo un cuarto de entrada en tarde espléndida.

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VERAGUAS DE CAPA CAÍDA

Otra en la frente. Por tercer domingo consecutivo no funcionó la novillada de este ciclo de "encastes minoritarios" en el que el lucimiento del ganado brilla por su ausencia.

Los otrora fieros y temidos "veraguas" de Prieto de la Cal ya ni asustan por endebles, insulsos y faltos de raza. Una pena, pero la cruda realidad es que le escasa demanda de este tipo de encaste en el circuito taurino ha propiciado que esta ganadería, de tanto nombre en el pasado, esté actualmente de capa caída, como casi todas las que anuncian en este serial novilleril sin sentido.

Carrero se estrelló contra lo imposible en su primero, novillo alto y vareado de Prieto de la Cal sin fuerza alguna, escasísimo recorrido y la cara siempre por las nubes, con el que el madrileño apenas llegó a interesar en una faena que no pasó de proyecto, a pesar del empeño que puso de intentar sacar agua de un pozo vacío.

El sobrero de Mollalta que hizo cuarto fue un novillo tan noblote como soso, y con él se vio un Carrero correcto pero muy frío en una faena de lo más anodina. Pegó muchos pases, si, pero ninguno dijo gran cosa, o lo que es lo mismo, primó la cantidad sobre la calidad.

Gustaron las formas del portugués Dias Gomes. A su primero lo toreó con mucho temple de capote y mostró también notable pureza manejando la franela, por donde destacó en el toreo al natural, con muletazos largos y profundos.

La pena fue que la faena no tuvo continuidad por el escaso celo del utrero, que se movió con buen son en los primeros compases de su lidia, pero poco a poco se fue apagando fruto de sus medidas fuerzas, por lo que la faena, irremediablemente, fue también a menos.

Dejó otra vez Dias Gomes su sello de buen capotero con el quinto, de en el que volvió a mostrar nuevamente un toreo fino y elegante, muy por encima del endeble y desclasado comportamiento de su antagonista.

No fue faena lucida por culpa de lo poco que se prestó el astado, que acabó pidiendo la hora, pero sí de detalles y de actitud de un torero que tiene un concepto de toreo clásico y sin concesiones.

Sorprendió el debutante Javier de Prado en el toreo de capote a su primero. Lances a la verónica de muy buena factura y posterior quite por ajustadas chicuelinas.

Pero en la muleta fue otro cantar. A pesar de las complicaciones que planteó el novillo, muy pegajoso, quedándose debajo y reponiendo las embestidas, sin embargo, no se le vio tan suelto a De Prado para solventar la papeleta. Faena, por tanto, sin historia. Lo mejor, la estocada final.

El sexto fue un marrajo en toda regla que no cesó de tirar gañafones a diestro y siniestro, midiendo además en todo momento a un De Prado que, tras probarlo por uno y otro pitón, no le quedó otra que machetearlo por la cara e irse directamente a por la espada.

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