Un homenaje al "ojo moderno" de Munch estrena la temporada en el "Pompidou"

  • El museo de arte contemporáneo Centro Pompidou de París inaugura mañana su nueva temporada con un homenaje a la modernidad del pintor noruego Edvard Munch, autor del célebre "El grito", y artista ávido de nuevas formas de representación.

Mario Roehrich

París, 20 sep.- El museo de arte contemporáneo Centro Pompidou de París inaugura mañana su nueva temporada con un homenaje a la modernidad del pintor noruego Edvard Munch, autor del célebre "El grito", y artista ávido de nuevas formas de representación.

La muestra, que permanecerá abierta hasta el próximo 9 de enero, pretende demostrar a través de 140 obras que el pintor simbolista (1863-1944) estaba "plenamente inscrito" en el siglo XX, a pesar de que el público suele relacionar más su trabajo con los del holandés Vincent Van Gogh (1853-1890) y del francés Paul Gauguin (1848-1903).

"Cuando uno analiza la obra de Munch se da cuenta de que las tres cuartas partes de su producción pictórica pertenecen al siglo XX" destacó el comisario de la exhibición, Clément Chéroux, quien recordó que el artista murió en 1944, "el mismo año que (Wassily) Kandinski o que (Piet) Mondrian".

Para Chéroux, la muestra "Edvard Munch, el ojo moderno" es una forma de reivindicar la investigación del pintor a lo largo del siglo XX, y que se extiende a ámbitos como el de la fotografía, la cinematografía o el teatro moderno de la década de 1910.

Esa "apertura a los debates estéticos de su época" condujo a Munch a incorporar en sus cuadros una serie de "elementos de la modernidad" tan innovadores como las repeticiones en serie, los planos robados al lenguaje del cine, o sus múltiples autorretratos, explicó el responsable de la exposición.

Su diálogo con la fotografía, que consolidó después de adquirir una Kodak en 1902, queda patente con la presencia en la muestra de medio centenar de revelados en los que a menudo aparece el propio Munch sosteniendo la cámara con una mano, un gesto "hoy en día habitual" pero que "sin duda" inventó por primera vez.

"Lo interesante es que otros pintores de su época como (Édouard) Vuillard o (Pierre) Bonnard también utilizaron la cámara de fotos, pero fue para captar instantáneas que luego pintaban, mientras que él practicaba la fotografía como gesto autobiográfico", indicó Chéroux.

El género del autorretrato, que Munch abarcó ampliamente a partir de 1900 con 44 legados pictóricos y multitud de fotos y filmaciones de sí mismo, es visto, no como un gesto narcisista, sino como "una búsqueda de su persona" muy en boga con la literatura noruega de la época que invitaba a "escribir la vida de uno mismo".

Aunque existe una continuidad en la pintura del artista noruego, su entrada en el siglo XX se caracteriza por mayores perspectivas, la intensificación de los colores y la suavización de los contornos, que pretenden "multiplicar los efectos dinámicos".

Así, los planos prominentes de personas avanzadas en el cuadro y cortadas por el enmarque, o de personas y caballos precipitándose hacia el espectador responden al "intento de intensificar al máximo la relación entre el lienzo y el que lo observa".

Se trata de una influencia del "teatro íntimo" del dramaturgo sueco August Strindberg, que preconizó recortar al mínimo la distancia entre actor y espectador para facilitar la empatía emocional.

Otros recursos abordados ampliamente en la obra de Munch, como aplicar efectos característicos de los rayos X -descubiertos en su época-, o las repeticiones constantes de cuadros con "una cierta intencionalidad catárquica" -incluso de "El grito"-, son también la prueba, para Chéroux, de que el artista "fue mucho más innovador" de lo que se tiende a pensar.

Presentado a menudo como un pintor introvertido y preocupado por la representación de su psique, Munch fue, sin embargo, una persona de carácter "positivo", que escuchaba la radio o a la que le gustaba ir al cine a ver al actor londinense Charles Chaplin.

Ese intento de mostrar la imagen de un Munch "totalmente moderno" en contraposición con el "pintor torturado e introvertido" que muchos lo describen, es así el objetivo de las doce salas del Pompidou que, cada una desde un ángulo diferente, se empecinan en desmentir esa creencia.

Para convencer de ello al máximo de público, la exposición partirá en itinerancia al Schirn Kunsthalle de Fráncfort, hasta el 13 de mayo, para luego viajar a la Tate Modern de Londres, donde permanecerá hasta octubre de 2012.

Mostrar comentarios