Una exposición alemana refleja a la policía nazi como brazo ejecutor del exterminio

  • Berlín.- El Museo Alemán de la Historia muestra desde hoy el papel de la policía durante el nazismo como brazo ejecutor de los planes de exterminio de Adolf Hitler, e invita a la reflexión sobre la trasgresión de las fuerzas policiales por las dictaduras.

Una exposición alemana refleja a la policía nazi como brazo ejecutor del exterminio
Una exposición alemana refleja a la policía nazi como brazo ejecutor del exterminio

Berlín.- El Museo Alemán de la Historia muestra desde hoy el papel de la policía durante el nazismo como brazo ejecutor de los planes de exterminio de Adolf Hitler, e invita a la reflexión sobre la trasgresión de las fuerzas policiales por las dictaduras.

"La policía es un garante de la ley y la seguridad del ciudadano, que los totalitarismos subvierten en aparato represor a su servicio. La máxima expresión de esa trasgresión fue el nazismo. Hoy vemos plasmado parte ese mal uso ahí donde no hay democracia", resumió a EFE Klaus Neidhardt, presidente de Escuela Superior de la Policía.

Los daños derivados de ese "mal uso" al que alude Neidhardt van más allá de sus crímenes y se extienden en el tiempo incluso tras superarse la dictadura bajo la que actuaron y se reflejan "en la imagen meramente represora" que para parte de la ciudadanía sigue teniendo la policía, una vez instaurada la democracia.

"Ordnung und Vernichtung. Die Polizei im NS-Staat" -"Orden y Exterminio. La policía en el Estado nazi"- es el título de la muestra, elaborada por la Escuela Superior de la Policía y los historiadores del museo, que recoge en 1.000 metros cuadrados los antecedentes, creación, crímenes y final del cuerpo policial nazi.

Su objetivo es "reflejar hasta qué punto el nazismo trasgredió el sentido de la policía como elemento de orden para convertirla en artífice de sus planes de exterminio", indicó el presidente de la Fundación del Museo de Historia, Hans Ottomeyer.

De los antecedentes históricos de la policía alemana bajo la democrática pero frágil República de Weimar, se pasa al momento en que Hitler llega al poder, en 1933, y la transformación que ello comportó en sus estructuras.

De estamento de seguridad pasó a órgano obligado a la lealtad ciega al Tercer Reich -a partir de 1934, todo policía debía prestar juramento de fidelidad al "Führer"-, lo que implicaba por igual a los meros policías de calle, como a la Policía de lo Criminal, la secreta o la Gestapo.

A partir de ahí, sus acciones quedarán "orientadas" a la defensa de criterios como "raza y pueblo alemán", de acuerdo a los dictados de Hitler orquestados por Himmler y Göring, para quienes la policía debía actuar como "médico corporal del pueblo". Es decir, como estamento detector y extirpador de todo elemento "anómalo".

Fue así como los 355.000 efectivos que llegaron a tener los cuerpos policiales durante el nazismo pasaron de las competencias internas y se extendieron a todos los territorios ocupados, con el estallido de la Segunda Guerra Mundial.

"Fue una auténtica policía sin fronteras capacitada para ejercer ahí donde alcanzaba el dominio nazi. Ejecutaba las órdenes de detención de denominados enemigos del régimen, sacándolos de sus casas, y participaba asimismo en las deportaciones masivas de judíos", recordó Ottomeyer.

Pese a su implicación en los crímenes del nazismo, muy pocos entre esos "brazos activos y entusiastas de las órdenes del Führer" respondieron ante la justicia tras la capitulación del Tercer Reich.

"Sea porque las fuerzas de ocupación aliadas precisaban de un cuerpo policial alemán, sea porque no empezó a investigarse el papel de las policías bajo el Estado nazi hasta década y media después, el caso es que muchos de esos ejecutores del nazismo siguieron en el cuerpo durante la posguerra", explicó Neidhardt.

El Museo de Historia recrea la macabra "operación de reciclaje" en una vitrina, donde está expuesto un uniforme aparentemente correspondiente a esa nueva policía, en la Alemania de la ocupación aliada, que en realidad se trata de un viejo vestuario nazi teñido con el nuevo color azul.

"Así fue, porque no podía ser de otra manera. Igual que debía recurrirse al personal de entonces, porque no había otro, se tiñeron uniformes verdes a azules, por razones de austeridad", razonó Ottomeyer.

Con esta exposición, abierta hasta el 31 de julio, se dará la despedida a Ottomeyer, en el cargo desde el 2000. A su periodo ha correspondido la fase renovadora del museo, cuyo edificio central clásico quedó ensamblado a una nueva ala de diseño rompedor, obra del arquitecto chino-estadounidense Ioeh Ming Pei.

Gemma Casadevall.

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