Una exposición recorre la pasión de Guinovart por la tauromaquia y el cante jondo

  • Barcelona.- Unas cuarenta obras, entre pinturas, dibujos, grabados y esculturas, se exhiben desde hoy y hasta diciembre en el Espai Vol Art en una exposición que recorre la poco conocida pasión de Josep Guinovart por la tauromaquia y el cante jondo.

Una exposición recorre la pasión de Guinovart por la tauromaquia y el cante jondo
Una exposición recorre la pasión de Guinovart por la tauromaquia y el cante jondo

Barcelona.- Unas cuarenta obras, entre pinturas, dibujos, grabados y esculturas, se exhiben desde hoy y hasta diciembre en el Espai Vol Art en una exposición que recorre la poco conocida pasión de Josep Guinovart por la tauromaquia y el cante jondo.

Comisariada por María Guinovart, hija del artista, y Gloria Bosch, la exposición reúne mayoritariamente obras pertenecientes a colecciones privadas, habitualmente no vistas por el gran público, y de otras cedidas por la Fundación Espai Guinovart.

María Guinovart ha explicado que el artista se sintió atraído por la tauromaquia, "una temática ancestral e íntimamente ligada a la cultura mediterránea, que está presente en la obra de Goya y, más tarde en la de Picasso".

Fascinado por la versatilidad de la temática, que le permitió investigar alrededor de los aspectos formales de su proceso creativo, Guinovart envolvió los aspectos trágicos de la fiesta bajo un velo de "ingenuidad y elementalidad".

La representación del cante jondo se materializa en Guinovart a través de un objeto musical capaz de transmitir la misma pasión que desprende el alma del cantante.

La madera que modela el objeto, el continente, envuelve la silenciosa atmósfera del contenido, y es precisamente a través de este juego de dualidades donde el instrumento, la guitarra, se convierte en "emisor de ondas sensoriales capaces de verter en el espectador una multiplicidad de sensaciones", comenta la comisaria.

María Guinovart ha confesado que no tenía recuerdos del interés de su padre por los toros: "Iba a alguna corrida, porque le interesaba desde un punto de vista plástico y se sentía especialmente atraído por el valor del torero, la idea de que se juega la vida ante el toro".

Esa misma idea del sentimiento trágico, de los aspectos puramente emocionales, fue la que llevó a Guinovart a interesarse también por el cante jondo.

Entre ambas temáticas, subraya María Guinovart, "la transición fue Federico García Lorca, porque aunque también le interesaban otros poetas como León Felipe, Lorca es una constante en toda su trayectoria artística".

"Se sintió atraído por Lorca porque le interesaban las imágenes que era capaz de crear en su poesía", añade.

Cuando la Fundación Vila Casas planteó hacer una exposición sobre Guinovart, las dos comisarias declinaron la opción de una antológica, "porque ya se hizo en su momento", y optaron por una temática poco conocida de la obra de Guinovart.

A pesar de que en la exposición no hay obra inédita, "sí que hay muchas piezas que seguramente no han sido vistas por el público desde hace treinta o cuarenta años, y que normalmente están colgadas en las casas de los coleccionistas".

La exposición arranca con las primeras tauromaquias de los años 50, todas figurativas, que van evolucionando pausadamente hacia la abstracción, con obras como "Máquina de torear" (1952) o "El toro y la estrella" (1958), cuando ya se confirma el paso definitivo a la abstracción.

En ocasiones el acercamiento es casi un retrato social, como en un esbozo para la escenografía de "La feria del Come y Calla", de Alfredo Mañas (1964), en el que el torero comparte protagonismo con dos guardia civiles y dos monjas.

Incluso en sus obras de tauromaquia hay homenajes a Lorca como en la obra "A las 5 de la tarde. Homenaje a Ignacio Sánchez Mejías" (1950).

En la exposición se incluyen algunas obras realizadas poco antes de morir como varias guitarras o el cartel que realizó para la "Corrida Goyesca" de Ronda (2007).

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