Una lección aprendida sobre consumismo es el desenlace de la crisis para la guionista Alicia Luna

  • Valladolid.- Si la crisis económica fuera escrita en forma de historia para el cine, la guionista Alicia Luna destacaría en el desenlace que las clases medias han bajado el listón del consumo y han adoptado una filosofía que pasa por tener un trabajo para vivir bien sin necesidad de derrochar.

Román Gubern prepara una novela sobre "Carmen", de Merimée, contada por ella
Román Gubern prepara una novela sobre "Carmen", de Merimée, contada por ella

Valladolid.- Si la crisis económica fuera escrita en forma de historia para el cine, la guionista Alicia Luna destacaría en el desenlace que las clases medias han bajado el listón del consumo y han adoptado una filosofía que pasa por tener un trabajo para vivir bien sin necesidad de derrochar.

La guionista, filóloga y profesora ha participado esta tarde en el Curso de Cinematografía de la Universidad de Valladolid, donde se ha proyectado su película "Te doy mis ojos", dirigida por Icíar Bollaín, y por la que obtuvo el Premio Goya al mejor guión en 2004.

En declaraciones a los periodistas, Luna ha definido como "complicado" el panorama de los guionistas españoles en el actual contexto de crisis económica, aunque ha añadido que es precisamente esto lo que ha hecho que en los últimos tiempos aparezcan buenas ideas, como ha ocurrido históricamente en los momentos de dificultad como en el caso del denominado Siglo de Oro.

Convencida defensora de que el guión es literatura, ha aseverado que ahora mismo está empezando a escribir sola, algo que es más complicado de llevar a cabo, pues no es lo mismo trabajar por encargo que tener iniciativa propia y verse obligado a buscar a alguien que quiera dirigir su idea.

Aunque ha afirmado que no hay temas de los que los productores eludan hablar, ha advertido de la posibilidad de que encasillen a un guionista en un determinado género en el que destaque, como en su caso y aunque confiese que le gusta la comedia, el drama.

Durante la jornada de hoy, también ha participado en el Curso el escritor, guionista y catedrático emérito de Comunicación de la Universidad Autónoma de Barcelona (UAB), Román Gubern, quien ha ensalzado la importancia de los personajes de cine bien construidos como base de los buenos guiones de cine.

Ejemplos de esto son el humilde obrero al que roban su bicicleta y la busca por toda la ciudad en "El ladrón de bicicletas" o la burguesa parisina que trabaja en un burdel por las tardes en "Bella de día", según Gubern, quien ha pronunciado una charla sobre la construcción de los personajes en el cine.

En declaraciones a Efe, el guionista de filmes como "Dragón Rapide" o "El largo invierno" ha reparado en algunos recursos que utilizan los escritores cinematográficos para sus historias, como el que un personaje sepa algo que ignora el espectador o viceversa -a esto último Alfred Hitchcock lo definió como suspense-.

Así por ejemplo, el televidente puede saber que debajo de la mesa en la que se sienta el protagonista de una película -ajeno a la circunstancia- hay una bomba, pero también puede ignorar el porqué ese personaje acude a una tienda para comprar arsénico y a otra para adquirir una soga.

Gubern ha incidido en que es necesario dedicar muchas horas para crear un personaje sobre el que se sustente un guión, y ha recomendado a los asistentes al curso de cine hacer un ejercicio de "gimnasia intelectual" consistente en inventar historias y tramas a partir de las personas que pasan por la calle, por ejemplo, mientras se está sentado en una terraza en verano.

Entre los personajes más redondos de la historia del cine ha situado al megalómano, potente y frustrado protagonista de "Ciudadano Kane", de Orson Welles, y a Archibaldo de la Cruz, del filme de Luis Buñuel "Ensayo de un crimen".

Asimismo, entre los cineastas que mejor han dominado la creación de personajes ha situado a Hitchcock, a David Lynch y a Pedro Almodóvar, este último superando las dificultades a las que se enfrentó en este aspecto al principio de su carrera.

El catedrático ha reconocido que todo autor pone algo de sí mismo en las figuras a las que da vida, algo que especialmente se da en los jóvenes creadores, que trasladan todo su "volcán interior" de sueños, pasiones y decepciones a sus escritos.

A diferencia de un escritor, que puede concebir sus personajes como una fotografía, ha aseverado que el guionista cinematográfico ha de tener en mente durante el proceso de creación cómo y de qué forma se va a presentar en la gran pantalla la persona que se está inventando.

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