Valladolid exhibe las dudas filosóficas que Jean Dubuffet transfiguró en arte

  • Valladolid.- La verdadera materialidad del mundo y de la realidad que le circunda es una de las dudas filosóficas que durante su vida asaltaron al pintor y escultor francés Jean Dubuffet (1901-1985) y que él cuestionó a través de un arte singular, genuino e inclasificable, como desde hoy puede apreciarse en Valladolid.

Valladolid exhibe las dudas filosóficas que Jean Dubuffet transfiguró en arte
Valladolid exhibe las dudas filosóficas que Jean Dubuffet transfiguró en arte

Valladolid.- La verdadera materialidad del mundo y de la realidad que le circunda es una de las dudas filosóficas que durante su vida asaltaron al pintor y escultor francés Jean Dubuffet (1901-1985) y que él cuestionó a través de un arte singular, genuino e inclasificable, como desde hoy puede apreciarse en Valladolid.

"L'Hourloupe" es el título de la exposición, parcialmente inédita en España, que el Ayuntamiento de Valladolid ha traído desde París con el apoyo de la Fundación Jean Dubuffet, que atesora cerca de 1.500 piezas de un creador que habitó en continuo "trance de originalidad" y que nunca fue influido ni pretendió abrir caminos.

Así lo ha definido François Gibault, presidente de esa entidad cultural que dirige Sophie Webel, también comisaria de esta novedosa exposición, que podrá verse hasta el 29 de agosto y que lleva el nombre de una de las etapas creativas más importantes del genio francés, fechada entre 1962 y 1974 e iniciada a los 61 años de edad.

Pinturas, esculturas, proyectos de maquetas a gran escala y numerosos dibujos en papel, hasta más de un centenar de piezas, testimonian el afán de Dubuffet por poner en cuestión la percepción de la realidad del mundo por parte del hombre, a partir de una personal propuesta de interpretación que materializó en pinturas pobladas de objetos, utensilios y figuras adornadas con colores.

El blanco, el negro, el rojo y el azul son las tonalidades preferidas de una etapa en la que "obliga a las personas a reflexionar, a encontrar por sí mismas aspectos de su imaginación", y en la que el visitante oficia "de creador y participa así de la obra del artista", ha explicado a los periodistas Sophie Webel.

Todo empezó con la ejecución mecánica de dibujos hechos a bolígrafo, sobre fondo negro y mientras hablaba por teléfono, como consecuencia del rico imaginario de quien también fue un destacado músico y literato.

"Nunca quiso formar parte de ninguna escuela. Fue un artista inclasificable, ya que su obra es una constante conciliación entre lo abstracto y lo figurativo porque siempre parte de una realidad", ha precisado la comisaria de esta exposición, distribuida en dos salas próximas entre sí.

Una de ellas agrupa todo el fondo pictórico con el complemento de algunas de las esculturas que, dentro de esa misma etapa de "L'Hourloupe", comenzó a hacer partir de 1966 al esculpir con alambre fundido el poliestireno expandido que utilizó como principal material.

La sala restante, una antigua iglesia monástica, alberga las esculturas gigantes que, con el lema de "Coucou bazar", trenzó Dubuffet en los años setenta del pasado siglo, correspondiente a la parte final y culminante de "L'Hourloupe", una palabra inventada que remite al universo artístico de ese creador.

Se trata de siluetas gigantes denominadas "practicables", una especie de figuras móviles, recortadas y decoradas donde confluyen la pintura, la escultura, el sonido y el movimiento, y que se han expuesto en muy contadas ocasiones: en Nueva York y París, en 1973; en Turín (Italia), en 1978, y ahora en Valladolid.

Toda la obra de Dubuffet, en especial la etapa ahora exaltada, sostiene el argumento de que la distinción entre objeto y fondo depende de la mirada que se proyecte.

La realidad, afirmó el genio francés en Nueva York durante la apertura de una exposición en 1972, "no es más que una opción colectivamente adoptada para interpretar el mundo que nos rodea entre infinidad de opciones diferentes, sin ser por ello menos legítimas".

Roberto Jiménez

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