Víctor Barrio: "lo he dado todo y me voy muy contento con este triunfo"

  • El primer triunfador de la Feria de Otoño de Madrid, el novillero Víctor Barrio, radiaba felicidad después de cortar una oreja de peso tras una importante faena: "lo he dado todo y me voy al hotel muy contento con este triunfo", señaló a Efe al finalizar el festejo.

Javier López

Madrid, 29 sep.- El primer triunfador de la Feria de Otoño de Madrid, el novillero Víctor Barrio, radiaba felicidad después de cortar una oreja de peso tras una importante faena: "lo he dado todo y me voy al hotel muy contento con este triunfo", señaló a Efe al finalizar el festejo.

"Ha sido una tarde muy importante. Desde mis inicios he mantenido un idilio con esta plaza, que siempre ha apostado por mí, y me sentía en deuda con ella. Creo que hoy, aunque no he conseguido el triunfo que uno siempre sueña, me he sentido toreando y he disfrutado mucho. He toreado para mí y para mi gente", confesó el segoviano.

Barrio paseó la oreja del último novillo de la función, el mejor de un desrazado encierro de Gabriel Rojas, con el que "aposté desde el principio para conseguir al final llevarme el gato al agua".

"En cuanto he visto que podía servir, ni me lo he pensado. He ido a por todas para así ofrecer la verdadera dimensión de mi toreo, sobre todo por el pitón derecho, por donde le he pegado pases muy buenos y sentidos. Luego he intentado unas manoletinas de rodillas y con la espada sabía que hoy no podía fallar", confesó.

Pero antes, con su primero, apenas pudo hacer nada: "ha sido un marrajo en toda regla. Por el pitón derecho me he visto cogido todo el rato, y así es imposible. Menos mal que después me he podido quitar la espina con el otro", finalizó.

Otro torero que dejó apuntes pero sin rematar fue el zamorano Alberto Durán, que achacó "la poca colaboración" de su lote para no llegar más al tendido.

"Me he visto muy bien con el capote y en algunas pinceladas sueltas con la muleta, pero el problema ha sido que mis novillos no tenían nada, estaban vacíos, muy parados y sosos, y así es muy complicado que mis faenas pudieran transmitir algo", confesó.

Por su parte, el primer espada, Francisco Montiel, fue la cruz de la tarde al ver cómo le echaban un novillo al corral, el cuarto, después de recibir los tres avisos.

"Esto es así. Qué le vamos a hacer. Podría escudarme en que el novillo se puso muy difícil para descabellarlo, pero no puedo ponerme excusas. Esto es Madrid y no me puedo dejar un toro vivo. Es imperdonable. Me voy muy fastidiado", dijo el joven torero murciano.

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