Victoria Eugenia, una vuelta por el pasado de un teatro centenario

  • Ana Burgueño.

Ana Burgueño.

San Sebastián, 8 jul.- El teatro Victoria Eugenia de San Sebastián cumplirá cien años el próximo 20 de julio. Durante un siglo ha dejado páginas para el papel y la memoria, para una historia que comenzó con la compañía de María Guerrero y en la que las estrellas de cine han escrito capítulos enteros.

El 19 de julio de 1912 el diario "La Voz de Guipúzcoa" anunciaba como noticia de cabecera la apertura al día siguiente del Victoria Eugenia, por fin un teatro "verdaderamente digno" para una ciudad que ya tenía el pequeño Principal y que, con la "transformación de las costumbres", cada vez sumaba más vecinos dispuestos a "frecuentar los espectáculos".

San Sebastián vivía, además, el esplendor de la Belle Époque y contaba con la visita de "gentes de medio mundo", de la aristocracia "foránea" y de veraneantes ilustres como la familia real, para la que se reservó uno de los dos proscenios del teatro, con entrada independiente por una de las calles laterales.

Con estos mimbres, no es extraño que la alta sociedad se reuniera en la noche inaugural para la "consagración al arte" de un "templo suntuoso", de 2.400 metros cuadrados y que costó 975.000 pesetas, sin incluir los honorarios del arquitecto, Francisco Urcola, y algún otro gasto.

Al igual que los edificios actuales, el Victoria Eugenia presumió de haber sido construido con todos "los adelantos" técnicos, hasta el punto de que el escenario quedaba "completamente aislado" de la sala por "un telón metálico y otro de los llamados de agua", que en caso de incendio permitiría a los espectadores "contemplar cómo las llamas devoraban la escena, sentados en sus localidades, sin riesgo alguno y como si se tratase de un espectáculo de magia".

Cuatro décadas después, cuando echó a andar el Festival de Cine, el Victoria Eugenia empezó a ser junto a su vecino hotel María Cristina, que también celebra su centenario, el lugar donde poder ver a las estrellas fuera del celuloide.

El teatro, hasta su cierre en 2001 para acometer una larga rehabilitación y antes de ser relevado por el Kursaal, recibió a los principales representantes del cine español, así como a cineastas y actores internacionales que han dejado para su historia centenares de anécdotas.

Bellos y bellísimas, y no tan guapos, han pasado por su alfombra roja, pero seguramente ninguno con más de una hora de retraso como Elizabeth Taylor, que a causa de la pérdida de su equipaje llegó espléndida con un "sari" improvisado.

El Festival de Cine utilizó también al Victoria Eugenia para los carteles de tres de sus primeras ediciones, como la de 1964, en que ondearon ante el teatro nada más y nada menos que seis banderas rojigualdas.

Pero sorprendente fue lo que ese mismo año lució uno de sus palcos, la enseña con la hoz y el martillo, que colgó una delegación soviética que asistió al Zinemaldia.

El teatro, que también recibió en su zona noble a la esposa de Franco, Carmen Polo, en la segunda edición del Festival, ha ido añadiendo a lo largo de su historia una extensísima lista de grandes nombres de la escena, la música y la danza, de Margarita Xirgu a Rostropovich, de Luciano Pavarotti a Maurice Bejart y Maya Plisetskaya.

El día de su centenario acogerá ocho conciertos en una noche-madrugada jazzística especial programada por el 47 Festival de Jazz.

Lejos quedan eventos como los de hace un siglo, cuando el hotel María Cristina organizó una "fastuosa" fiesta para celebrar la apertura del Victoria Eugenia con una "selecta concurrencia".

"Estaba compuesta, en su casi totalidad, por la buena sociedad donostiarra", prueba "elocuente", si hacemos caso a "La Voz de Guipúzcoa", de que había en San Sebastián "familias distinguidas en número más que suficiente para ser gala y ornato" de veladas como esa.

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