"War horse", un preciosista homenaje de Spielberg al cine clásico

  • Alicia García de Francisco.

Alicia García de Francisco.

Redacción Cultura, 9 feb.- "War horse" es un homenaje en toda regla, el de Steven Spielberg al cine más clásico, el de las grandes historias y paisajes, el de las grandes epopeyas. Y si en el aspecto formal el resultado es brillante, no lo es tanto en el de entretenimiento, con una historia demasiado larga y un tanto blanda.

Basada en el libro "War horse", de Michael Morpurgo, la película narra la historia de un caballo, Joey, y de las manos por las que pasa desde que es comprado por un agricultor, Ted, (Peter Mullan), cuyo hijo, Albert, (Jeremy Irvine) lo adopta y lo sigue hasta el campo de batalla.

Albert Narracott es un adolescente que se enamora de un caballo y que consigue domarlo para la agricultura cuando nadie daba un duro por él. Pero al estallar la I Guerra Mundial, su padre lo vende a un soldado que se lo lleva al frente.

Con un amplio reparto coral para acompañar las peripecias del caballo, Spielberg construye una película absolutamente clásica en su concepto.

Narración lineal, técnicas de gran formato, enorme cantidad de extras, personajes honestos, paisajes espectaculares y una impecable fotografía ayudan a dotar a "War horse" de un aspecto formal brillante y sin fisuras.

Con algunas estupendas escenas de guerra y planos a contraluz de gran belleza.

Pero su brillante continente no está apoyado por la misma calidad en cuanto al contenido, en el que los seres humanos son puros estereotipos, con buenos muy buenos y malos muy malos.

Casualidad que todo aquel al que, por puro azar, le cae en sus manos el caballo, sea no sólo un amante de los animales si no un defensor de Joey por encima de su propia integridad.

Frente a esta humanidad de los que cuidan al caballo, los alemanes son malos y los demás no cuentan en la narración de Spielberg.

Y las excesivas dos horas y media de película se van en esperar el cantado reencuentro del joven con su caballo, que se produce en las condiciones más sensibleras que uno pueda imaginar.

Faltan algunas aristas más puntiagudas de la condición humana que permitan poner en valor el comportamiento de los personajes de una historia que llega mañana a las pantallas españolas y la semana próxima a algunas de Latinoamérica, como las argentinas.

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