Varios medios turcos se han sumado a las críticas contra la mezquita inaugurada la semana pasada por la abogada y escritora feminista estambuleña Seyran Ates, una voz crítica con las comunidades islámicas conservadoras.
La nueva mezquita liberal, ha levantado la polémica debido a que en ella los hombres y las mujeres son tratados de forma igualitaria, las mujeres pueden predicar y no es obligatorio el uso del velo durante la oración.
Las autoridades religiosas turcas han asegurado que las prácticas del nuevo templo, situado en el céntrico barrio de Moabit de la capital alemana, a unos dos kilómetros de la Cancillería federal, "no concuerdan con los fundamentos del islam, ni con su metodología o tradición" y ha indicado que "este tipo de experimentos tienen como objetivo acabar con la religión".
El portavoz del Ministerio del Interior alemán, Martin Schaefer, ha expresado su preocupación ante los comentarios de la Diyanet. "Quiero ser muy claro al rechazar este tipo de declaraciones que, claramente, buscan privar a la población de su derecho al libre ejercicio del culto y la expresión", ha aseverado Shaefer.
En Alemania, que tiene varios frentes diplomáticos abiertos con Turquía, residen unos 4 millones de personas de orígenes turcos. Shaefer ha insistido en que no es el deber del Gobierno determinar cómo la población practica su religión, y ha asegurado que éste protegerá la libertad religiosa, así como la libertad de expresión y de prensa.
El diario turco Sabah ha aludido a las prácticas de la nueva mezquita como "rezos de lo perverso" y las autoridades religiosas turcas la han vinculado al movimiento del influyente clérigo Fetulá Gulen, al que Ankara acusa de haber orquestado el intento de golpe de Estado que tuvo lugar el 15 de julio de 2016.
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