De estas cifras globales, 27 osas y 42 crías se hallan en la zona occidental de Asturias y siete osas y 13 crías en la de Castilla y León. En la zona oriental están censadas cinco osas y ocho crías, en Castilla y León, y una osa y una cría en Cantabria, según ha informado la Junta en un comunicado recogido por Europa Press.
Con los datos globales del año 2015 y la media de los últimos seis años, se estima que la población de oso pardo en la cordillera Cantábrica es de, al menos, una horquilla comprendida entre 230 y 260 animales, de los que entre 190 y 220 corresponderían a la subpoblación occidental y al menos 40 a la oriental.
El censo de la población de osas con cría de la Cordillera Cantábrica correspondiente a los años 2014 y 2015 ha sido presentado esta mañana en Oviedo por la consejera de Desarrollo Rural y Recursos Naturales, María Jesús Álvarez en una rueda de prensa en la que también han participado el director general del Medio Natural de Castilla y León, José Ángel Arranz; el director general de Recursos Naturales de Asturias, Manuel Calvo y el director general de Montes y Conservación de la Naturaleza de Cantabria, Antonio Lucio.
El censo de 2014 arrojó la cifra de 34 osas (28 en la subpoblación occidental y 6 en la oriental) con 67 crías (57 en occidente y 10 en oriente). Ese año se censaron 22 osas y 44 crías en la zona occidental de Asturias y seis osas y 13 crías en Castilla y León, mientras que en la oriental habitaban cinco osas y ocho crías en Castilla y León, y una osa y dos crías en Cantabria. En el censo de 2015 se han contabilizado seis osas más y tres crías menos que en 2014.
Del análisis del periodo comprendido entre 2000 y 2015 se desprende la consolidación y el incremento de la subpoblación osera occidental y un escenario demográfico más incipiente en la subpoblación oriental, con un ligero aumento.
La estimación global de la población es "mucho más compleja", según la Junta de Castilla y León, dado que el oso es una especie de amplio espectro de distribución, forestal y esquiva por lo que para elaborarla se utilizan un conjunto de técnicas, entre las que figura el seguimiento directo, estudios genéticos de restos localizados al azar o sistemas de captura de pelo, así como análisis de índices específicos en muestreos dirigidos.
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