EL JAGUAR ES MUY SENSIBLE A LA FRAGMENTACIÓN DEL HÁBITAT DOMINADO POR EL HOMBRE

El jaguar (‘Panthera onca’), el felino más grande de América y el tercero en todo el mundo, es “sumamente sensible” a la fragmentación del hábitat en lugares dominados por el ser humano, según una investigación de un equipo internacional de científicos liderado por la Estación Biológica de Doñana.
Los investigadores realizaron el mayor estudio genético del jaguar para conocer su nivel de vulnerabilidad y ayudar a su conservación, y han publicado el trabajo en la revista ‘Conservation Genetics’, según informó hoy el Servicio de Información y Noticias Científicas (SINC).
Los grandes carnívoros, como el jaguar, se caracterizan por distribuirse dispersados en extensas áreas. Muchos de ellos han sufrido una disminución drástica del tamaño de sus poblaciones en todo el mundo porque son especialmente vulnerables a los cambios ambientales y dependen de un hábitat continuo.
“Nuestros resultados demuestran que el jaguar es sumamente sensible a la fragmentación de hábitat, sobre todo en paisajes dominados por el hombre. Creemos que estos resultados tendrán una repercusión relevante para su gestión, así como implicaciones importantes para la gestión de especies similares con capacidad de dispersión alta y densidad baja”, apunta la autora principal del estudio, Séverine Roques.
Para los científicos, restaurar la conectividad ecológica entre poblaciones a escalas relativamente grandes debería ser una prioridad esencial para su conservación.
CUATRO ÁREAS GEOGRÁFICAS
El objetivo del proyecto era proporcionar información útil y generalizable para la conservación global del jaguar en función de sus necesidades de hábitat y salud genética, y desarrollar técnicas no invasivas basadas en marcadores moleculares (a través de excrementos) para seguir a las poblaciones en los ambientes tropicales que habita.
“Este trabajo es innovador por estar planteado en una especie escasa y difícil de investigar. Cubrimos un área extensa, tanto de la población situada en la periferia como en zonas bien conservadas de su hábitat de distribución”, añade Roques.
Los investigadores explican en el artículo la composición de sus poblaciones (mediante genotipos individuales y sexado), su tamaño, salud genética y la relación con la fragmentación del hábitat y el aislamiento. “Nuestros resultados revelan una estructura genética pronunciada con cuatro áreas geográficas que son genéticamente diferentes”, añade.
Los científicos observaron que la distancia no es el único factor que influye en la diferenciación genética de las áreas de distribución del jaguar y encontraron pruebas de los efectos del deterioro en los patrones genéticos.
“Así, mientras que los niveles de diversidad genética en el hábitat continuo más extenso para la especie (el Amazonas) son los más altos y consistentes con el cruzamiento aleatorio, la diversidad genética cerca del borde de su distribución esta reducida debido a contracciones demográficas”, explica Roques.
Por ejemplo, una población aislada de Caatinga (Brasil) muestra los efectos genéticos de un declive demográfico reciente, de hace entre 2 y 30 años. Este hecho puede reflejar la degradación reciente del hábitat en la región. “Vimos además que las poblaciones de jaguar de México son genéticamente muy diferenciadas de las de Brasil y con baja diversidad”, concluye.

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