Adolfo Suárez entra en el selecto trío de políticos "adoptados" por Madrid

  • Para el político forastero no es fácil llegar a hijo adoptivo de Madrid, un hito que en democracia solo habían alcanzado el histórico del PSOE José Prat y el presidente de la Generalitat Josep Tarradellas antes de que el pasado jueves pasase a completar el trío Adolfo Suárez, primer presidente electo de la democracia.

Evaristo Amado

Madrid, 29 mar.- Para el político forastero no es fácil llegar a hijo adoptivo de Madrid, un hito que en democracia solo habían alcanzado el histórico del PSOE José Prat y el presidente de la Generalitat Josep Tarradellas antes de que el pasado jueves pasase a completar el trío Adolfo Suárez, primer presidente electo de la democracia.

Por unanimidad, Suárez ingresa en una nómina de veinte elegidos que hasta ahora cerraba el tenista Rafael Nadal, nacido 52 años después que el marqués de Suárez y nombrado en 2013; y casi treinta años después del reconocimiento -en octubre de 1986- al marqués de Tarradellas, hasta entonces último gestor público agraciado.

Los políticos son minoría absoluta entre los hijos adoptivos de la capital, que tradicionalmente ha primado a artistas e intelectuales por encima de los prohombres de la cosa pública.

Aunque también llegó a ser político, no fue por ello sino por su condición de vecino de la Villa durante medio siglo el motivo por el cual la ciudad "adoptó" en 2004 al ex primer ministro búlgaro Simeón de Sajonia Coburgo, antes Siméon II de Bulgaria.

El caso de Simeón de Sajonia, nombrado en 2004 -tres años después de tomar posesión como primer ministro- es atípico, porque no gozó del apoyo unánime de la corporación: el PSOE se abstuvo en la votación que aprobó su nombramiento e IU directamente se opuso.

Mucho antes del reconocimiento al 'último zar de Bulgaria' y como "símbolo del cariño, admiración y agradecimiento de todos los madrileños", don Juan Carlos fue, en 1988, el primer miembro de una casa real en ser reconocido como hijo adoptivo de Madrid.

El Rey recibió el distintivo de manos del entonces alcalde de Madrid Juan Barranco (PSOE), que le entregó al mismo tiempo la medalla de honor de la Villa.

La lista de hijos adoptivos de Madrid en democracia la inauguró el cronista político y escritor Luis Carandell -reconocido en 1980- y sin duda es el mundo de las letras el que más apadrinamientos ha recabado en tres décadas y media.

Porque tras Carandell han sido prohijados por la ciudad dos premios Nobel -Camilo José Cela, 1982; y Mario Vargas Llosa, 2010-, el poeta Luis Rosales -1992-, el periodista José Montero Alonso -1993-, y el académico y premio Príncipe de Asturias Julián Marías -1994-.

El listado de hijos adoptivos de la ciudad de Madrid es además muy melómano y, de hecho, acoge a tantos músicos y compositores como políticos.

Son Pablo Sorozábal (1981), el maestro Manuel López Quiroga (1985) y el académico Antonio Fernández-Cid de Temes (1995).

En 1996, precisamente el mismo día en que la viuda de Fernández-Cid de Temes recibía la insignia que reconoce a su marido como hijo adoptivo, recogía el distintivo de reconocimiento Antonio María Rouco Varela en representación del fallecido cardenal Vicente Tarancón, único miembro de la curia prohijado por Madrid.

Ese 11 de noviembre, acompañaba a Rouco Varela y Alcolea para recibir la misma insignia un hijo del jurista y presidente del Tribunal Constitucional Francisco Tomás y Valiente, asesinado en un atentado de ETA meses antes.

Junto a Tomás y Valiente, tan solo otro hombre de leyes compone la nómina de hijos adoptivos, el abogado y presidente del Consejo General de la Abogacía Antonio Pedrol Rius, (1992), una figura clave en la modernización del colegio en el tránsito constitucional.

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