Benedicto XVI impuso el palio a 43 arzobispos, entre ellos 13 iberoamericanos

  • El papa Benedicto XVI impuso hoy en el Vaticano el palio, símbolo de comunión con el obispo de Roma, a 43 arzobispos, de ellos 13 iberoamericanos, nombrados durante los últimos doce meses.

Ciudad del Vaticano, 29 jun.- El papa Benedicto XVI impuso hoy en el Vaticano el palio, símbolo de comunión con el obispo de Roma, a 43 arzobispos, de ellos 13 iberoamericanos, nombrados durante los últimos doce meses.

Se trata de Francisco Robles Ortega, arzobispo de Guadalajara (México); Jesús Carlos Cabrero Romero, de San Luis de Potosí (México); Alfredo Horacio Zecca, de Tucumán (Argentina) y Mario Alberto Molina Palma, de Los Altos-Queetzaltenango-Totonicapán (Guatemala).

También lo recibieron Ulises Antonio Gutiérrez Reyes, arzobispo de Ciudad Bolívar (Venezuela), y Salvador Piñeiro García Calderón, de Ayacucho (Perú).

Asimismo lo impuso a los arzobispos brasileños Wilson Tadeu Jonck, de Florinopolis; José Francisco Rezende Dias, de Niteroi; Esmeraldo Barreto de Farias, de Porto Velho; Jaime Vieira Rocha, de Natal; Airton José dos Santos, de Campinas; Jacinto Furtado de Brito Sobrinho, de Teresina, y Paulo Mendes Peixoto, de Uberada.

A otros tres prelados le será entregado el palio en sus respectivas archidiócesis, al no poder asistir hoy personalmente a la ceremonia.

El palio es una faja de lana blanca, de entre cuatro y seis centímetros de ancho, con seis cruces de seda negra bordadas longitudinalmente.

Están confeccionados con la lana de dos corderos blancos que tradicionalmente eran bendecidos en la basílica romana de Santa Inés el 21 de enero de cada año, la festividad de la santa.

En los últimos años han sido bendecidos en el Vaticano, donde son llevados los corderos ante el Papa en sendas cestas de mimbre decoradas con flores.

Los dos animales, ofrecidos por el cabildo de la basílica de San Juan de Letrán siguiendo una antigua tradición, son más tarde entregados a las monjas benedictinas de santa Cecilia, que se encargan de esquilarlos y confeccionar los palios.

Al principio el palio era un signo litúrgico exclusivo de los papas, aunque más tarde éstos lo concedieron a los obispos que habían recibido de Roma una especial jurisdicción.

El primer papa que lo concedió fue Simmaco, en el año 513 y lo impuso a Cesario, obispo de Arles (Francia).

Desde entonces se extendió esta imposición a los arzobispos metropolitanos.

Mostrar comentarios