Cabañas de madera en Gaza para afrontar un invierno sin reconstrucción

  • Una pequeña cabaña construida con maderas recolectadas por la familia de Umm Aatef Sawarkeh en la localidad de Beit Hanun, no lejos de la verja que separa el norte de Gaza de Israel, es su único refugio de esta mujer y sus cuatro hijos ante el lluvioso invierno que se avecina.

Saud Abu Ramadan

Gaza, 9 dic.- Una pequeña cabaña construida con maderas recolectadas por la familia de Umm Aatef Sawarkeh en la localidad de Beit Hanun, no lejos de la verja que separa el norte de Gaza de Israel, es su único refugio de esta mujer y sus cuatro hijos ante el lluvioso invierno que se avecina.

Su antiguo hogar, una sólida construcción de hormigón de dos plantas que podría ofrecerle calor, fue bombardeada durante los 50 días de ofensiva militar que Israel lanzó sobre el estrecho enclave el pasado verano.

En las inmediaciones de esta improvisada nueva vivienda de los Sawarkeh, con un par de habitaciones y una cocina, se levanta un pequeño baño que carece de agua corriente, alcantarillado o electricidad.

A pesar de las privaciones, Ashraf, el hijo de 18 años de Umm Aatef, asegura que "vivir en una rudimentaria cabaña de madera como ésta es mucho mejor que hacerlo en una de las escuelas de la ONU usadas como refugios para gente sin hogar".

De los 110.000 palestinos que perdieron sus casas este verano, cerca de 52.000 aún permanecen en los precarios alojamientos en que se transformaron algunas escuelas de la agencia de la ONU para los refugiados palestinos (UNRWA) del enclave.

"Es cierto que los colegios están hechos de cemento y hormigón, y tienen agua y electricidad. Pero también están abarrotados de gente sin hogar y las familias viven en aulas, compartiendo baños y cocinas, sin ninguna privacidad", opina este joven.

El pasado 12 de octubre, los donantes árabes y la comunidad internacional aprobaron un acuerdo para destinar 5.400 millones de dólares a la reconstrucción de la devastada y depauperada Gaza, en la que se apilan cerca de dos millones de personas.

"La vida en los albergues de la ONU es extremadamente difícil. La gente soporta el dolor de vagabundear y haberse convertido en desplazados, esperando que el proceso de reconstrucción de sus hogares empiece pronto. Pero cien días han pasado ya y la esperanza es cada vez más débil bajo el interminable bloqueo israelí", se lamenta Sawarkeh.

Muchas familias que pudieron juntar o comprar algunas piezas de madera de segunda mano decidieron dejar estos hacinados refugios y comenzaron a levantar pequeñas construcciones sin ningún tipo de servicios "y correr el riesgo", aseguran los vecinos de Sawarkeh.

Este hombre insiste en que a pesar de que han transcurrido tres meses desde que Israel y las milicias palestinas pactaron un alto el fuego bajo mediación egipcia, los materiales de construcción necesarios para realizar las reparaciones no han entrado de forma suficiente en Gaza.

"Nadie ha venido aquí para comprobar este lugar o darnos algo de ayuda para que podamos arreglar nuestras casas", critica Ashraf al tiempo que se queja, al igual que las otras 25 familias que se arremolinan en la misma zona, de la negligencia de los responsables del proceso de reconstrucción.

"La gente está sufriendo mucho porque no tienen casas y nadie les apoya. Esperan poder reconstruir sus casas en un año pero se encuentran en una situación incierta, confusa, por lo que pueda pasar desde el lado israelí", expone a Efe Fadel Abu Hin, profesor de Psicología.

Según analistas locales, Gaza necesita unos dos millones de toneladas de cemento y otros cinco millones en otros materiales para poder hacer frente a la destrucción sufrida el pasado verano.

El enviado especial de la ONU para Oriente Medio, Robert Serry, anunció en el mes de septiembre que su organización había alcanzado un acuerdo con Israel y los palestinos para establecer un mecanismo de control de la entrada en el enclave de los materiales de construcción.

Sin embargo, la implementación de este mecanismo ha quedado bloqueada por el mantenimiento de las medidas de seguridad israelíes sobre los elementos susceptibles de pasar sus controles para entrar en el cercado enclave, además de las diversas complicaciones derivadas de la falta de entendimiento interno entre las facciones palestinas.

"Los materiales de construcción no van a entrar. Todo va a quedarse como está (...) Y las principales razones son políticas, no tiene nada que ver con el impacto social de la gente", lamenta Naseem Abu Jamea, estudiante universitario.

"No habrá ninguna reconstrucción en Gaza mientras los partidos políticos, Hamás y Al Fatah, sigan en contra del pueblo de Gaza", critica.

Haitam Gaben, residente en la Franja, se muestra, por su parte, pesimista y advierte de las pésimas condiciones a las autoridades palestinas, comunidad internacional y todo aquel "que se preocupe por el pueblo de Gaza".

"Especialmente ahora, en invierno, la coyuntura es muy complicada y dura. Se ha deteriorado y lo hará más. Si no hay una solución, la situación explotará para todos", avisa.

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