Cardenal dice que los casos de pederastia influyeron en la reducción de la fé

  • Aberraciones en la liturgia, una catequesis escasa y el escándalo de los curas pederastas han propiciado la "drástica reducción" de la fe cristiana en Occidente, dijo hoy el cardenal de Washington.

Juan Lara

Ciudad del Vaticano, 8 oct.- Aberraciones en la liturgia, una catequesis escasa y el escándalo de los curas pederastas han propiciado la "drástica reducción" de la fe cristiana en Occidente, dijo hoy el cardenal de Washington.

El cardenal estadounidense Donald William Wuerl hizo estas afirmaciones en la apertura de los trabajos del Sínodo de Obispos para la Nueva Evangelización, abierto ayer por el papa y del que es el relator.

Wuerl, en la "Relatio ante disceptationen", el informe que recoge las indicaciones dadas por los prelados para la preparación del Sínodo, dijo que la "drástica" reducción de la práctica de la fe cristiana entre los bautizados del llamado primer mundo viene de los "desórdenes" de las décadas de los años 70 y 80 del pasado siglo.

Según el cardenal, una catequesis "escasa o incompleta" y algunas "aberraciones" en la práctica de la liturgia propició que generaciones enteras se alejaran de la fe.

"Fue como si un tsunami de influencia secular hubiera destruido todo el paisaje cultural, arrastrando consigo algunos indicadores sociales como el matrimonio, la familia, el concepto del bien común y la distinción entre el bien y el mal", afirmó el purpurado.

Wuerl añadió que después, "de manera trágica, los pecados de unos pocos alentaron la desconfianza en algunas de las estructuras de la Iglesia", en referencia a los casos de clérigos pederastas.

En un largo informe leído en latín, el idioma oficial del Vaticano, el cardenal denuncio también que la sociedad actual "subestima y a veces incluso ridiculiza" a la familia tradicional, pero que esta sigue siendo el pilar básico de la sociedad y el contexto natural para la transmisión de la fe.

El purpurado subrayó que lo anterior, unido al individualismo, a la secularización y al laicismo y racionalismo que han creado una ideología que "subyuga la fe a la razón", hacen que sea urgente una nueva evangelización.

Wuerl dijo que la sociedad actual exalta la libertad individual y la supremacía de la persona, lo que hace que se pierda de vista la dependencia que tienen los hombres entre sí, y que la secularización ha modelado a varias generaciones de católicos que no conocen las oraciones fundamentales de la Iglesia, no perciben el valor de participar en la misa, no se confiesan y han perdido el sentido del misterio de lo trascendente.

Esa progresiva secularización ha creado -dijo- "una especie de eclipse del sentido de Dios".

El relator del Sínodo dijo que, visto lo anterior, la difusión del Evangelio ya no conduce necesariamente a tierras lejanas, sino que aquellos que tienen necesidad de oír hablar de Cristo están en Occidente, en nuestros barrios.

En su informe, que marca los puntos de trabajo del Sínodo, señaló que la nueva evangelización no es un programa, sino un modo de pensar, de ver y de actuar y que el reto de la Iglesia es el de "remover y volver a encender en la vida diaria una nueva conciencia y familiaridad con Jesús".

"Estamos llamados no solo a anunciar, sino también a lograr que esas generaciones reencuentre a Jesús", dijo el cardenal, que señaló que es importante que la nueva evangelización tenga en cuenta los signos de los tiempos "y hable con una voz que llegue a la gente de hoy", pero sin desprenderse de la raíz de la fe de la Iglesia.

También dijo que la nueva evangelización debe insistir en la doctrina social de la Iglesia y que los nuevos evangelizadores deben tener como cualidades la audacia, el valor, el vínculo con la Iglesia, el sentido de la urgencia y la alegría.

Los trabajos de esta primera jornada los abrió Benedicto XVI, que dijo que los cristianos no deben ser "tibios, indiferentes", ya que ese es el "mayor peligro" para el cristianismo en la actualidad.

El Sínodo se prolongará hasta el 28 de octubre y al mismo asisten 262 prelados de todo el mundo.

También participan representantes de 15 iglesias cristianas no católicas. Está previsto que asista el Primado de la Iglesia Anglicana, Rowan Douglas Williams, y el ortodoxo Bartolomé I, patriarca ecuménico de Constantinopla.

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