Nadie hasta ahora sabe lo que sucedió el 2 diciembre del año 2001 en Mataró (Barcelona) en la muerte de la bibliotecaria Helena Jubany tras precipitarse desde una azotea. El cuerpo apareció desnudo y con algunas quemaduras. Su ropa, doblada en la azotea. Llevaba desaparecida 48 horas y en la autopsia se desveló que habría tomado gran cantidad de barbitúricos. El caso estuvo marcado por las dudas y las incógnitas desde el primer momento.
En la investigación aparecieron dos anónimos que la joven recibió meses antes de ser asesinada. Ambos iban acompañadas de una bebida y al tomar la segunda se sintió mareada. Este verano un juzgado pedía a la Policía Nacional que reactivara la investigación, a casi un año de que prescriba el caso. La noticia fue acogida con mucha esperanza por una familia que ahora se queja de "poco interés judicial y policial".
De la investigación, Montserrat Careta acabó en prisión. Meses después aparecía muerta tras suicidarse en prisión. Vivía en el inmueble donde apareció el cadáver. El caso quedó archivado y ahora la familia también sospecha del novio. Ahora la familia quieren que la policía investigue las pruebas que aportan. El hermano de la víctima, Joan Jubany, ha afirmado que en este tiempo "no se ha hecho nada" y que el Cuerpo Nacional de Policía, designado por el juez para dirigir la investigación, no ha presentado ningún atestado.
El abogado de la familia, Benet Salellas, ha calificado de "muy grave" esta demora y ha exigido que se doten de recursos y herramientas, tanto al juez como a los investigadores, para indagar en el caso y ha advertido de que en diciembre del 2021 quedará archivado si no se consigue imputar al principal sospechoso y a otros que considera son corresponsables.
Salellas ha explicado que se fijó el pasado 4 de noviembre para tomar declaración a testigos, pero se aplazó "por problemas informáticos" y no se ha determinado nueva fecha, ya que, según ha explicado Jubany, eran, entre otras, personas vecinas del inmueble, donde encontraron el cuerpo de Helena, que confirmarían que el principal sospechoso del caso vivía en el edificio con su pareja Montse Careta, única acusada.
El letrado ha sugerido que la investigación la asuma otro cuerpo "que tenga ganas" de hacerlo, en referencia a los Mossos d'Esquadra, y asegurando que ha pasado más veces y ha pedido que se dejen a un lado los apriorismos y los prejuicios.
