Celebran hoy el 111 cumpleaños del abuelo más longevo de Europa

  • Conocido en su pueblo como el Señor Quico, el anciano Francisco Fernández celebra hoy una comida familiar en su casa de Pinilla de la Valdería (León) junto a sus tres hijos, siete nietos, catorce bisnietos y una tataranieta para festejar su 111 cumpleaños, una edad que le sitúa como el más longevo de Europa, según fuentes familiares.

León, 25 jul.- Conocido en su pueblo como el Señor Quico, el anciano Francisco Fernández celebra hoy una comida familiar en su casa de Pinilla de la Valdería (León) junto a sus tres hijos, siete nietos, catorce bisnietos y una tataranieta para festejar su 111 cumpleaños, una edad que le sitúa como el más longevo de Europa, según fuentes familiares.

Nacido el 24 de julio de 1901, Fernández se reúne hoy con sus allegados un día después de la fecha de su cumpleaños para celebrarlo de nuevo "con toda la naturalidad del mundo" y "sin grandes estridencias", según ha señalado a Efe en una conversación telefónica con uno de sus nietos, Tomás Fernández, que ha hablado por su abuelo porque este tiene dificultades auditivas.

De su centenario patriarca ha destacado que mantiene buen estado de salud, relativamente buena memoria y que está "contento" de estar junto a sus descendientes y a la gente del pueblo que ha pasado a felicitarle.

En sus 111 años, el "Señor Quico" ha conocido de todo: dos guerras mundiales, una guerra civil, una dictadura, la industrialización, la democracia y todo el progreso tecnológico.

Trabajó como pastor durante su infancia y emigró a Argentina en 1927, donde se dedicó a la agricultura, "una etapa que recuerda mucho porque no lo debió de pasar muy bien" y de la que regresó "como se fue, con las manos en los bolsillos".

Entre las anécdotas que han marcado su vida, su nieto ha recordado una de la que siempre habla y que se remonta a 1936, cuando tuvo que enterrar por obligación a unos represaliados que aparecieron en el monte de Pinilla (León).

Otra de las situaciones que siempre cuenta el cabeza de familia, según su nieto, es el percance que sufrió de niño cuando pastoreaba ovejas, que se desorientó un día entre la nieve y se perdió en el monte durante más de 24 horas.

De vuelta de Argentina, compaginó su trabajo de agricultor con otro de resinero y tallador de madera en los pinares de la zona.

De sus cinco hijos le quedan tres, de sus ocho nietos viven siete y mantiene a sus catorce bisnietos y a su recién nacida tataranieta, que llegó al mundo el pasado febrero.

Su nieto "desconoce" el secreto de la longevidad del cabeza de familia, pero ha recordado que su abuelo ha trabajado "toda la vida muchísimo" y no ha hecho "grandes excesos en cuanto a comidas".

Ha añadido que le recuerda siempre "comiendo con moderación" alimentos extraídos por él mismo "de la huerta y de la matanza", aunque ha destacado que su abuelo "ha hecho una vida similar a la de cualquier otro vecino del pueblo".

Su alimentación, que siempre ha sido "natural y normal, sin excesos", ha de estar ahora elaborada a base de purés "porque ya no tiene dientes", aunque ha afirmado que le gustan las magdalenas y los sobaos y que es lo único sólido que ingiere en el desayuno, acompañado de una taza de café y un complejo vitamínico.

Ahora, al patriarca "le cuesta trabajo mantener un hilo de conversación" y también le resulta difícil comprender lo que le dicen sus allegado porque "está sordo completamente", si bien a sus 111 años "ha asimilado con naturalidad" ser el más anciano del continente.

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