CICR dice que cada vez le resulta más difícil trabajar en Siria

  • El personal del Comité Internacional de la Cruz Roja Internacional (CICR) se enfrenta a graves obstáculos para aportar ayuda humanitaria a las víctimas del conflicto y en la última semana apenas ha podido salir de Damasco por el peligro de las misiones en el interior del país.

Ginebra, 6 dic.- El personal del Comité Internacional de la Cruz Roja Internacional (CICR) se enfrenta a graves obstáculos para aportar ayuda humanitaria a las víctimas del conflicto y en la última semana apenas ha podido salir de Damasco por el peligro de las misiones en el interior del país.

"Desde mediados de octubre vemos un expansión de las áreas de conflicto, no hay frentes claros de batalla y donde los hay, estos se mueven", explicó el presidente del CICR, Peter Maurer, durante la presentación a la prensa en Ginebra del presupuesto del organismo para 2013.

Según el responsable, en los últimos días no hubo distribución de ayuda fuera de Damasco ni siquiera por parte de la Media Luna Roja Siria, la organización de socorro local y en cuyos voluntarios se apoya casi toda la asistencia humanitaria que llega del exterior.

"Si ellos no salen (al interior de Siria), nosotros tampoco salimos", comentó, tras recordar que la Media Luna Roja ha perdido a varios colaboradores -cerca de una veintena- desde que empezó el conflicto en Siria hace veinte meses.

Sostuvo que utilizar la vía terrestre es más peligroso que nunca y que la organización depende para su acceso a la población de las negociaciones que entabla en cada caso con quienes "controlan una región, un barrio y hasta un camino, lo que requiere de mucho tiempo".

Esta situación, agregó, ha hecho que aumente el desfase entre la ayuda esencial que requieren de manera urgente los civiles y la capacidad de cubrir esas necesidades.

Frente a la decisión de esta semana de la ONU de reducir el número de su personal extranjero en Siria, Maurer aseguró que su organización no tiene esa intención y que mantendrá a sus veinte expatriados en el país.

El CICR es el garante de las Convenciones de Ginebra, el mayor compendio de instrumentos jurídicos internacionales que regulan los actos de guerra, el trato de prisioneros y la obligación de los combatientes de preservar a la población de las hostilidades.

Respecto a la capacidad que tendría el CICR de trabajar en Siria si se llegasen a utilizar armas químicas, el responsable adjunto de operaciones de la organización, Regis Savioz, dijo que "nadie podría estar preparado para un ataque de ese tipo".

Por otra parte, Maurer reconoció que su organización está "insatisfecha" por no poder visitar a los detenidos tanto en manos del Gobierno como de los grupos rebeldes, una de sus misiones primordiales.

A los primeros, los delegados del CICR tuvieron acceso durante un periodo limitado y, tras su interrupción, no ha vuelto a reanudarse pese a que en septiembre se llegó a un acuerdo con el régimen de Bachar al Asad.

La organización nunca ha conseguido visitar a los prisioneros en el campo rebelde.

El presupuesto del CICR para 2013 ascenderá a 979 millones de euros y coloca a sus operaciones en Afganistán, Irak, Somalia, República Democrática Congo (RDC) y Sudán del Sur como las más importantes en términos de recursos requeridos.

Desde marzo de 2011, cuando comenzó el conflicto en Siria, se calcula que han muerto más de 30.000 personas, aunque algunos informes no verificados hablan ya de más de 40.000 fallecidos, mientras que el éxodo de refugiados supera ya los 200.000, según cifras de Naciones Unidas.

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