"Quiero a mi hija cerca"

Los estudiantes huyen de Madrid: pisos cerrados y colegios mayores, a ciegas

Universidades Madrid
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EFE

"Quiero que mi hija esté cerca si acaba siendo contagiada". Conchi reside en la isla de Ibiza y desde hace cinco años vive alejada de su hija Ángela, que aterrizó en Madrid para estudiar una carrera. La mujer asegura que hasta hace un par de días estaba tranquila, pero con la oleada de casos en la capital saltaron las alertas: "Cuando una ve a un ministro diciendo que hay que reducir los viajes... lo último que quiere es que corten los trayectos teniendo a su hija a cientos de kilómetros". El cese de la actividad educativa ha puesto en jaque a los padres de los más pequeños, que tendrán que enfrentarse a la conciliación, pero ha caído como agua de mayo sobre las familias de los universitarios, que han vivido con preocupación la expansión del brote en el territorio madrileño.

"En cuanto nos enteramos de que suspendían las clases cogimos un BlaBlaCar de vuelta a Montilla", aseguraban dos estudiantes andaluces de Arquitectura y Periodismo. Ambos, junto al joven malagueño con el que comparten piso, han optado por bajar las persianas de su piso y abandonar la capital hasta nueva orden. Las restricciones en las universidades ha generada una desbandada de estudiantes que han respondido al reclamo de sus padres y han retornado al hogar. Los jóvenes han acelerado su salida de Madrid tras escuchar las últimas recomendaciones del titular de Sanidad, Salvador Illa, que este mismo martes recomendó reducir los trayectos dentro y fuera de España para prevenir nuevos contagios.

La vuelta de miles de estudiantes a sus provincias, supone un nuevo reto para los sistemas de salud de aquellas regiones que, por el momento, no suponían una 'zona caliente' en la transmisión del virus. Es el caso de Ibiza, donde la mayoría de los jóvenes optan por abandonar la isla al comenzar sus estudios superiores. Ahora, un vuelo de vuelta a la isla es la primera opción. El territorio insular solo cuenta con un hospital público que, según como evolucione la situación en los próximos quince días, podría tener que afrontar una eclosión de contagios teniendo en cuenta la llegada de un multitud de jóvenes procedentes de zonas de riesgo

¿Qué está pasando en los colegios mayores?

El cierre de guarderías, escuelas, institutos y universidades desencadenó 24 horas de infarto para los responsables de los Colegios Mayores madrileños. Ante los rumores de un cierre masivo de estas residencias, Juan Muñoz, presidente del Consejo de Colegios Mayores de España, aseguraba a La Información que, mientras las autoridades sanitarias no dicten lo contrario, los centros permanecerán abiertos... aunque la última palabra la tienen los responsables de estas instituciones, en su mayoría, en manos de patronatos privados de naturaleza religiosa.

La incertidumbre del protocolo a corto plazo, aceleró los trámites y fructificó en una reunión del CRUMA -que concentra a los rectores de las universidades madrileñas- con las consejerías de Sanidad y Educación de la comunidad. A última hora de este martes, el mensaje que el Rectorado de la Universidad Complutense, a la que están adscritas gran parte de las residencias del territorio regional, trasladó a este diario no dejaba lugar a dudas: "A día de hoy la UCM, en coordinación con Sanidad y la consejería de Ciencia, Universidades e Innovación se ha decidido que los colegios mayores se mantienen abiertos durante los 15 días de suspensión salvo instrucciones posteriores". No tanto los hechos.

Apenas unas horas antes, el Colegio Mayor jesuita Loyola, confirmaba su cierre a partir de este miércoles. El anuncio, según aseguraron varios residentes a La Información, dejaba a sus 199 estudiantes sin casa en Madrid, sin ningún plan B. "Demuestra una falta de previsión tremenda", comentaba Javier, un miembro del APA del Padre Claret que relataba a La Información cómo su hija y su sobrina, residentes de dos colegios mayores dependientes de la UCM y la Universidad Carlos III respectivamente, habían tenido que emprender un apresurado viaje de vuelta a Andalucía. A falta de una alternativa, las estudiantes pasarán la 'cuarentena' de un mínimo de quince días "mientras se puedan retomar las clases".

El director del Colegio Loyola, José Manuel Burgueño, relataba a La Información que la decisión se tomó en consenso con los representantes de los colegiales. Burgueño apunta que, al decretar la comunidad la suspensión de las clases, la institución que preside se vio en la tesitura de actuar con rapidez. "Tras reunirnos con los representantes de los residentes, optamos por la opción menos mala, cerrar el colegio temporalmente para evitar más contagios", apuntaba el director. Frente a las afirmaciones de varios colegiales que señalaban la falta de opciones aportadas por el centro tras el cierre, Burgueño aseguraba que la institución siempre anunció que se mantendría abierta para "casos excepcionales como aquellos residentes que no tienen familiares cerca". Además, el director informaba de que se está contemplando la forma de "compensar económicamente" a los colegiales por la medida.

Gabriel Beltrán Sánchez, presidente de la Asociación de Colegios Mayores de Madrid, negaba a este diario que otras residencias estuvieran valorando la estrategia del Loyola -"no sé qué razones han llevado a decretar su cierre"- aunque todo quedaba en un 'por ahora', pues no descartaba que, en los próximos días, más centros siguieran su ejemplo. La radiografía de la situación es la siguiente: el Ministerio de Sanidad ha vuelto a 'lavarse las manos' en el asunto y ha pasado la pelota a las comunidades. Serán las autoridades regionales quienes dicten o no el cierre de dichas instituciones. Por su parte, estas últimas recuerdan que la dirección de estos centros en gran medida responde a la titularidad privada, por lo que, la decisión final queda en manos de los 'patronos' de estos colegios.

Billetes de última hora, a falta de protocolo

El caso de las dos estudiantes andaluzas no es el más gravoso. La falta de un protocolo institucional en previsión al cierre de residencias universitarias deja a los estudiantes extranjeros sin protección. I.B., uno de los jóvenes peruanos que vive en el Loyola, ha optado por comprarse un billete a Perú ante la incertidumbre generada por el inminente cierre de las instalaciones. Otra de sus residentes, de origen dominicano, ha tenido mejor suerte y ha podido recurrir a uno de sus familiares, con casa en un pueblo de León.

De nuevo, la descoordinación manda. Aunque la titularidad de los colegios mayores sea privada, muchos de sus estudiantes están matriculadas en las universidades públicas de la comunidad. Los rumores de 'cerrojazo' que resonaban entre los residentes del Mendel, Ahuja, Alcalá, Poveda -adscritos a la UCM- fueron desmentidos. No fue hasta última hora de la tarde del martes cuando, tras un capítulo colegial extraordinario, sus residentes volvieron a respirar tranquilos. Sin embargo, no hay certezas que permitan descartar un cambio de escenario en los últimos días. Con la última palabra en manos del patronato de los colegios, no se pueden descartar nuevos cierres. Una vez más, ni el Gobierno central ni las CCAA, han elaborado una hoja de ruta frente a este escenario.

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