El colegio Santa Illa de Madrid, cuyo mobiliario fue embargado, intentará seguir el próximo curso

  • El colegio Santa Illa de Madrid, cuyos bienes fueron embargados ayer por una deuda contraída con la Seguridad Social, va a intentar alcanzar un acuerdo con la Consejería de Educación y la Tesorería de la Seguridad Social para poder continuar funcionando el curso que viene con la normalidad registrada hasta ahora.

El colegio Santa Illa de Madrid, cuyos bienes fueron embargados ayer por una deuda contraída con la Seguridad Social, va a intentar alcanzar un acuerdo con la Consejería de Educación y la Tesorería de la Seguridad Social para poder continuar funcionando el curso que viene con la normalidad registrada hasta ahora.

Así lo ha explicado el director y propietario del centro, Iñaki Santa, que, en declaraciones a los medios, ha reconocido que no le gusta que se esté hablando de plazos hasta junio."No hemos nacido para vivir de aquí a junio, llevamos 53 años funcionando y esperemos que estas cosas no nos paren", ha apostillado.

En este sentido, ha asegurado que hablarán con la Consejería de Educación y con la Dirección Provincial de la Seguridad Social "para acordar si hay posibilidad de entendimiento para hacer frente" a la situación. Santa ha destacado que habló con ellos hace un año y que entonces ya mostraron "muy buena disposición".

"Si interviniéramos de esta manera cada empresa de este país que está así, el país dura exactamente dos días", ha indicado el director del centro, que ha asegurado que su "intención" es la de pagar la deuda y que confía en que las administraciones "seguirán con buena disposición".

Así, ha manifestado que lo ocurrido ayer, que los operarios se llevaron los enseres (desde pizarras hasta pupitres) con los alumnos dentro del centro, "no puede suceder más". De hecho, ha apuntado que ahora se ha hecho la traba de bienes, que son depositarios de todo el material y que el procedimiento no puede ir tan rápido para que se vuelvan a quedar sin muebles dentro de un mes.

Santa ha recalcado el "apoyo enorme" que han recibido desde que saltara la noticia, con padres que han ofrecido catering gratuito --se iban a llevar la cocina--, con despachos de abogados que mostraban el respaldo y con las familias que directamente les han cedido mesas y sillas. "Vamos a seguir para adelante, negociar las cosas como hay que negociar y ponerlas en su justo término", ha argumentado.

El propietario ha explicado que cuando le llegó el auto judicial, presentó ante el Tribunal Superior de Justicia de Madrid un recurso de apelación y que le ha sorprendido que, estando en curso dicho recurso y sin haber tenido una resolución al respecto, se haya procedido al embargo.Comunicación a los padres

Santa también ha dado explicaciones sobre por qué no se avisó a los padres de la situación y ha justificado esta ausencia de información en que él recibió el fax con la orden del embargo el miércoles a las 15 horas, cuando no tenía manera de contactar ni con ACADE (Asociación de Centros Autónomos de Enseñanza Privada) ni con la Consejería ni con sus abogados.

Según ha relatado, después de muchas llamadas y "apurando", consiguieron averiguar qué es lo que pasaba pero eran ya las 19 horas y no se podía llamar a las familias, en su opinión, para decirles que no trajeran a sus hijos a clase. "No puedes decir a los padres a las seis de la tarde que no traigan a los hijos, porque tienen su vida organizada", ha entendido.

Reconociendo en todo momento que la deuda del millón de euros existe y que se ha ido liquidando poco a poco, ha considerado que la situación se podría haber evitado. "Nos hemos encontrado con una actuación desmedida", ha continuado Santa, quien ha explicado que los problemas, de alguna manera, siempre están ahí y que con acuerdos se van solucionando.

Por eso, ha insistido en la idea de que se "podría haber evitado" el momento que vivieron los alumnos, que tuvieron que dejar las clases, bajarse al patio y ver cómo se llevaban todo. "No entendemos el interés de hacer esto, este atropello, porque se podía hacer perfectamente un sábado o en Semana Santa", ha dicho, al tiempo que ha añadido que si él hubiera sabido lo que pasaba a las 9 horas del día anterior, hubiera tenido toda la mañana para organizarse.

Refiriéndose al Santa Illa School como algo más que un colegio, como una "comunidad educativa", ha reconocido que la situación económica actual también ha llegado al centro pero que por este hecho, "ningún niño va a dejar de ir". "Entendemos que una persona se puede ir al paro, que una empresa se puede cerrar y no vamos a decir, váyase usted que no tiene dinero... Hay situaciones muy dramáticas", ha lamentado.

El mobiliario, de vuelta

Poco antes de las once de la mañana han llegado al colegio Santa Illa de Madrid los mismos camiones que ayer vaciaron el centro escolar por la elevada deuda de su propietario con la Seguridad Social.

Durante toda la mañana los medios de comunicación han montado guardia a la puerta de este colegio privado bilingüe a la espera del regreso de sillas, mesas y pizarras, después de que se haya acordado que, aunque el embargo no haya quedado levantado, será el propio centro el encargado de custodiar el mobiliario.

Esto permitirá que los niños, unos 150 de entre 3 y 17 años, vuelvan el lunes a clase, mientras que el propietario del centro busca una solución para saldar la deuda de cerca de un millón de euros.

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