Antes de finalizar su visita a la capital centroafricana, bajo fuertes medidas de seguridad, el papa visitó el lunes una mezquita en el barrio musulmán de Bangui, escenario de atrocidades en 2013.
"Cristianos y musulmanes son hermanos", dijo el pontífice a su llegada a la mezquita, donde lo recibió el gran imán Nehedi Tidjani, en presencia de delegaciones de católicos y protestantes. "No a la venganza, a la violencia y al odio", añadió.
El papa habló a los centenares de personas que fueron a verlo a la mezquita, en un ambiente distendido a pesar de las estrictas medidas de seguridad y la presencia de cascos azules apostados en los minaretes.
Las inmediaciones de la mezquita fueron escenario de choques armados entre los Seleka, milicianos principalmente musulmanes, y los milicianos cristianos y animistas, conocidos como los "anti-balaka".
Decenas de miles de habitantes entusiastas siguieron al papa en su visita a los campos de desplazados, la catedral católica, la gran mezquita de Bangui y el estadio en el que ofició una última misa.
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