El Papa oficia en portugués misa en honor al Apóstol de Brasil, José Anchieta

  • El papa Francisco ofició hoy en portugués la misa de acción de gracias al español José de Anchieta, aunque optó por el castellano para pronunciar su homilía, en la que afirmó que la causa de la santidad del conocido como el Apóstol de Brasil fue "no temer a la alegría".

Roma, 24 abr.- El papa Francisco ofició hoy en portugués la misa de acción de gracias al español José de Anchieta, aunque optó por el castellano para pronunciar su homilía, en la que afirmó que la causa de la santidad del conocido como el Apóstol de Brasil fue "no temer a la alegría".

El pontífice explicó que el santo, originario de las españolas Islas Canarias, fue un ejemplo de esa alegría fruto de "la fuerza de atracción de los discípulos de Jesús".

Bergoglio subrayó que eso es precisamente lo que De Anchieta enseña, "su alegría", que "para nosotros debe ser una herencia".

La misa se celebró en la iglesia romana de San Ignacio de Loyola, un lugar simbólico, puesto que este santo español (1491-1556) fue el fundador de la Compañía de Jesús, a la que perteneció De Anchieta y de la que forma parte el propio pontífice argentino.

En ella estuvieron presentes autoridades, fieles y religiosos tanto de España como de Brasil.

De España asistieron, entre otros, el presidente de la región de Canarias, Paulino Rivero; el ministro de Industria, José Manuel Soria, y los obispos de las dos diócesis del archipiélago, Bernardo Álvarez y Francisco Cases.

En representación del Gobierno de Brasil acudió el vicepresidente, Michel Temer, además de miembros del clero.

La llegada de Francisco a la iglesia se produjo a las 17.50 hora local (15.50 GMT), arropado, como viene siendo habitual, por numerosos fieles y curiosos que le recibieron con ovaciones.

Un recibimiento más numeroso de lo habitual, ya que actualmente Roma se encuentra tomada por miles de fieles, turistas y peregrinos que han llegado a la ciudad para presenciar, el próximo domingo, las canonizaciones de los beatos Juan XXIII y Juan Pablo II.

En el altar, el papa Francisco sorprendió al oficiar la ceremonia de acción de gracias al santo en portugués, aunque para la homilía optó por el español.

Para la ocasión, el pontífice vistió una casulla blanca con el sol, la estrella y la flor de nardo bordados en hilo dorado.

Según una antigua tradición heráldica, estos símbolos, también presentes en su escudo pontificio, representan a Jesús (sol), a la virgen María (estrella) y a San José (flor), patrón de la Iglesia católica.

Al término del oficio, el papa se detuvo durante unos instantes para orar delante de la virgen de Aparecida, una de las más veneradas en Brasil.

Con motivo de su viaje a la Jornada Mundial de la Juventud de Río de Janeiro el pasado julio, el papa Francisco visitó su santuario, donde se postró a los pies de la virgen, en cuyas manos encomendó su vida y su pontificado.

Al término de la misa, el general de los jesuitas, Adolfo Nicolás, presente en la ceremonia, hizo entrega al papa de una reliquia del nuevo santo, el primer jesuita en viajar a América.

A su salida del templo, decenas de fieles, mayoritariamente brasileños, abordaron al pontífice para darle regalos, fotografiarse con él o sencillamente para saludarle.

Una situación que dificultó el paso del papa y ante la que la gendarmería tuvo que actuar para permitir que Francisco llegase a su ya clásico Ford Focus azul que emplea para los viajes pastorales por la ciudad.

El propio Francisco fue quien, el 3 de abril, firmó el decreto para subir a los altares a José de Anchieta (1534-1597) gracias a la llamada "canonización equivalente", es decir sin necesidad de milagros y por el reconocimiento del fervor popular.

El santo es conocido como el Apóstol de Brasil por su labor evangelizadora y humanitaria en este país y es venerado especialmente en Sao Paulo, la mayor ciudad brasileña y de la que fue uno de sus fundadores.

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