Tordesillas (España), 17 sep.- Tordesillas, una histórica ciudad española en el corazón de Castilla, vivió hoy uno de sus acontecimientos más relevantes, el "toro de la vega", un festejo que se remonta siglos atrás en el que se da muerte a un astado y que encuentra cada año un rechazo frontal de los defensores de los animales.
Consiste en la persecución de un toro por el campo por jinetes a caballo y personas a pie, todas ellas armadas con lanzas con las que atacan al animal hasta que uno de ellos le da la estocada mortal, lo que le vale ser considerado ganador de la competición y el premio de llevarse el rabo del astado.
Este año había 43 inscritos para participar en la prueba, aunque unas 50.000 personas presenciaron el festejo.
Ello supone quintuplicar la población de esta localidad situada a unos 180 kilómetros de Madrid, con 9.100 habitantes y con un importante pasado histórico, ya que en ella se firmó en 1479 un acuerdo entre los reinos de Castilla y Aragón, por un lado, y Portugal por otro, para poner fin a la guerra de sucesión castellana y repartirse territorios.
Al recinto en el que se desarrolló el festejo no pudieron acceder el centenar de activistas opuestos a esta prueba, ya que un dispositivos de agentes antidisturbios lo impidió para evitar incidentes.
Desde hace años organizaciones defensoras de los animales protestan contra ese festejo, que consideran un linchamiento al toro.
El protagonista de hoy, un astado de 580 kilos de nombre "Vulcano", murió cinco minutos después de iniciada la prueba tras una certera lanzada de un vecino de Tordesillas.
Casi a la misma hora, representantes del Partido Animalista (Pacma) acudieron al Congreso de los Diputados para entregar 85.000 firmas contra la celebración del "toro de la vega".
Asimismo, entregaron sendas cartas en el registro del Congreso destinadas al presidente del Gobierno, Mariano Rajoy, y al líder de la oposición socialista, Alfredo Pérez Rubalcaba, para pedirles que se pongan de acuerdo en prohibir esa "barbarie".
El "toro de la vega" tiene sus raíces en una tradición medieval y cuenta con la declaración de fiesta de interés turístico.
Es uno de los festejos con toros más conocidos de España, junto a los "encierros" o traslados de los astados por las calles de pueblos hasta la plaza donde se lidian y entre los que los más relevantes son los Pamplona, que se celebran en el mes de julio y son mundialmente famosos.
En otros festejos se pone al toro un artilugio con dos bolas ardiendo en los cuerdos, lo que hace que el animal se mueva desorientado entre la multitud o se le hace correr mientras la gente le lanza dardos con cerbatanas.
A pesar del rechazo que suscitan en una parte de la población, esos festejos gozan del aprecio de muchas personas que ven en los actos con toros el punto central de las fiestas de verano.
Ello a pesar de que la crisis económica que vive España desde hace cinco años ha hecho que se hayan reducido los festejos con toros.
La región de Cataluña ha prohibido las corridas aunque mantiene los encierros.
En los últimos años las autoridades han ido regulando este tipo de festejos para evitar la presencia de menores o de adultos ebrios, pero desde el año 2000 han muerto en España sesenta personas en encierros de toros, las tres últimas en lo que va de año.
Hoy mismo, en Tordesillas, dos personas resultaron corneadas por "Vulcano", una de ellas un fotógrafo de una agencia de prensa internacional, informó el alcalde, José Antonio González.
El regidor lamentó el intento de "sabotear" el festejo, ya que parte del vallado por el que discurre la prueba apareció por la mañana con cadenas y candados, para que no se pudiera cerrar, y en el campo se hallaron maderas con clavos. EFE
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