El tupper ahorra dinero, pero el menú garantiza control y calidad alimentario

  • Que el tupper que pueden llevar los niños al colegio ahorra dinero a la familia es indudable, pero el menú escolar, debido a los rigurosos controles que imperan en España, es el que garantiza una mayor calidad y seguridad alimentaria, además de una dieta equilibrada y acorde a las necesidades de cada edad.

Clara de las Heras

Madrid, 12 ago.- Que el tupper que pueden llevar los niños al colegio ahorra dinero a la familia es indudable, pero el menú escolar, debido a los rigurosos controles que imperan en España, es el que garantiza una mayor calidad y seguridad alimentaria, además de una dieta equilibrada y acorde a las necesidades de cada edad.

Así al menos lo mantienen varios expertos en nutrición consultados por la Agencia EFE, que han destacado que los menús escolares están diseñados desde hace varios años con criterios nutricionales y dietéticos, y que esos criterios son prácticamente los mismos cuando se elaboran en el propio centro que cuando se recurre a empresas de cátering.

El debate sobre el uso del tupper en la escuela se ha sucedido durante los últimos días y las comunidades están adoptando soluciones diferentes.

En Cataluña apuestan por cobrar 3 euros (la mitad de lo que cuesta un menú escolar) a quienes usen la fiambrera, en Valencia estudian un precio "simbólico", y en Madrid, será el consejo escolar de cada centro el que decida si las familias que envíen al alumno con comida de casa tendrán que pagar o no.

Los responsables de varias empresas del sector han coincidido al poner de relieve que la subida del IVA a partir de septiembre y la reducción de las becas de comedor en algunas comunidades autónomas van a propiciar un aumento de los escolares que van al colegio con su propia comida, y que estas empresas reducirán por lo tanto su actividad.

Desde la empresa de restauración Serunion, que trabaja a nivel nacional, han informado a Efe de que los ajustes, entre ellos la subida del IVA -de tipo reducido del ocho por ciento al diez por ciento- encarecerán los precios de los menús escolares y supondrá, por lo tanto, una reducción en el número de comensales que cada día acude al comedor.

Según los últimos datos generales y oficiales publicados, correspondientes a 2009-2010, aquel curso fueron 1.926.887 alumnos los que utilizaron el comedor escolar -entre centros públicos y privados- una cifra que este curso será previsiblemente inferior, según han explicado a Efe fuentes de SECOE, empresa del sector que suministra a colegios de la Comunidad de Madrid.

Sin embargo, el hecho de que las familias opten por llevar la comida de sus casas puede también implicar que las empresas de cátering reorienten parte de su actividad hacia una correcta atención de esos escolares, y la disposición de monitores específicos que atiendan la adecuada refrigeración y posterior calentamiento de los "tupper", según han explicado fuentes de Serunion.

El presidente de la Confederación Española de Asociaciones de Padres y Madres de Alumnos (CEAPA), Jesús María Sánchez, ha manifestado a Efe que los precios que se están poniendo sobre la mesa para aquéllas familias que opten por la fiambrera son "excesivo".

Jesús María Sánchez ha criticado que los usuarios deban pagar por la refrigeración de los alimentos y el uso de las instalaciones, una medida que a su juicio beneficia a los centros pero que perjudica a las familias.

A pesar de estas diferencias, en lo que sí coinciden los expertos en nutrición consultados por Efe es en que la solución del "tupper" hará más difícil regular y asegurar que los alimentos sean saludables y que las dietas de los alumnos sean equilibradas.

Desde la Fundación Española de Nutrición han explicado a Efe que aunque cada vez es mayor el número de colegios que se han decantado por servicios de cátering externos al propio centro, estos sistemas ofrecen una mayor garantía de calidad y control de los alimentos que la que pueden ofrecer las propia familias.

Las mismas fuentes han incidido en que esto se debe a que en los últimos años se han generalizado una serie de protocolos muy estrictos de control de los alimentos y que con el asesoramiento de nutricionistas han elaborado menús que aportan una dieta equilibrada a los alumnos.

Los expertos achacan a la falta de tiempo de los padres y en algunos casos a su desconocimiento sobre la nutrición correcta el hecho de que la oferta de menús de los comedores escolares sea en la mayoría de los casos de mayor calidad que la comida elaborada por las familias.

Con el debate sobre la mesa, las comunidades están dilucidando durante las últimas semanas cómo solucionarán el asunto. En Cataluña los alumnos que recurran a la fiambrera deberán pagar casi la mitad del precio del servicio de comedor, que tiene como tope 6,20 euros, para cubrir el coste de la refrigeración, el microondas y los servicios de limpieza y monitores.

En Valencia ese precio sería "simbólico", según la Generalitat, que consultará a la comunidad educativa antes de modificar la orden que regula el acceso de alimentos al comedor escolar, y en Madrid, las condiciones para poder llevar la comida de casa corresponderán a los consejos escolares.

Lo que sí están garantizando las comunidades es la ayuda económica para el comedor, y en el caso de Madrid la consejería ha garantizado que seguirán beneficiando de esas becas las familias perceptoras de la renta mínima de inserción, las que tienen el padre y la madre en paro, los parados de larga duración, y las familias con rentas más bajas.

En Aragón, el Gobierno tiene presupuestado para el próximo curso 3 millones de euros -el doble que en el pasado curso- para becas de comedor, que beneficiarán a 4.680 alumnos, de los cerca de 20.000 que las han solicitado.

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