Habla la mujer que dio la mano al Príncipe: "No soy una mendiga, soy una señora que vende flores"

    • Los medios de comunicación aseguraron que la mujer que estrechó la mano de Don Felipe de Borbón a la salida de una iglesia era "mendiga y rumana".
    • Carmen se defiende y asegura que los calificativos de los medios le han traído muchos problemas.
El príncipe y la florista
El príncipe y la florista
J. Alvarez / L. Albor
Javier Álvarez | Laura Albor

Carmen lleva 34 años colocando cada día su banqueta y su cesto con ramos de flores frente a la iglesia de San Francisco de Borja en Madrid. Hace un par de semanas lo volvió a hacer, pero aquel día volvió a casa emocionada: había estrechado la mano al Príncipe.

"Yo estaba cruzada de brazos en la puerta y cuando salió le dije: -Buenas noches, mi excelencia", cuenta Carmen ilusionada. "Me quedé mirándole y le dije:- Dios te bendiga Príncipe, qué guapo eres. Él se echó a reír conmigo".

La imagen de Carmen estrechando la mano al Don Felipe de Borbón corrió como la pólvora por todos los medios de comunicación que calificaban a Carmen de "mendiga" y explicaban que ésta se encontraba pidiendo limosna a la puerta de la iglesia.

Carmen pasó de la exaltación a la pena cuando al día siguiente sus vecinas del barrio de Orcasitas le contaron que había salido en todos los medios. "No hubo limosna, ni se la pedí", explica Carmen indignada con la página del periódico en la mano. "Al revés, como cualquier español me dirigí a él para darle las gracias a su príncipe".

Lo que podía haber sido una bonita anécdota se convirtió en una pesadilla para Carmen que se vio obligada a defender a sus hijos de los insultos de sus compañeros en la escuela: "Me dieron los siete males cuando vi lo de mendiga, mis hijos tuvieron muchos problemas en el colegio, 'tu madre es una mendiga' les decían".

Mientras está contando su historia llegan unas vecinas del barrio a la puerta de la iglesia. Todas saludan a la florista animadas, "hoy no te hemos traído churros", le dicen entre risas y rápidamente vuelven al tema de conversación recurrente estos días. "Qué majo el príncipe, es que vale mucho".

Sin embargo, el tratamiento que los medios dimos a la noticia no cayó nada bien entre los conocidos de Carmen: "Yo cuando vi en el periódico lo de 'El príncipe y la mendiga', me dio mucha rabia, es una señora que tenemos aquí", afirma una de las vecinas y otra añade: "y aunque lo hubiese sido, es un ser humano como cualquier otro".

"Es que nadie me preguntó nada", lamenta Carmen, "ningún periodista se acercó a preguntarme ni cuantos años tenía ni nada".

Pese a los insultos que ha tenido que soportar, esta madre no pierde su sonrisa: "No sólo vendo flores, hago más cosas yo también limpio ventanas, baños, hay un matrimonio al que le llevo a la niña al colegio, les hago la compra… Yo no soy ninguna mendiga, soy una luchadora que intenta sacar adelante a sus hijos".

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