"Hemos llegado hasta el Papa sin pasar un sólo control de seguridad"

  • Sin tener que mostrar ningún tipo de acreditación, ni abrir las mochilas que llevaban encima, tres periodistas destinados por lainformacion.com han comprobado cómo se puede llegar hasta la plaza del Obradoiro sin pasar un sólo control de seguridad.
Ruth Ugalde

Justo cuando el Papa Benedicto XVI estaba aterrizando en el aeropuerto de Santiago de Compostela, los tres periodistas destinados por lainformacion.com para cubrir la visita recorrían el centro de Santiago en coche. Querían comprobar cómo funcionan las medidas de seguridad en un evento de este tipo.

Por la mañana, desde Coruña hasta Santiago, la carretera estaba prácticamente desierta. Al entrar en la ciudad de los peregrinos, por un recorrido diferente al que iba a seguir horas después el Papa, no se veía ni una persona, ni un policía.

Pero, al llegar al centro, empiezan a verse las medidas de seguridad. Grupos de policía cada dos pasos, furgones bloqueando acceso, cordones limitando el paso, y muchos curiosos circulando alrededor o acercándose a los diferentes medios de comunicación que están cubriendo la visita.

Sin embargo, resulta sencillo seguir avanzando con el coche hasta aparcarlo en el parking anexo a la Catedral. No ha hecho falta pasar ningún control, ni enseñar las mochilas, cargadas de equipos informáticos y de vídeo.

Para llegar hasta la Plaza del Obradoiro, avanzamos una de las calles que ascienden justo a la derecha del Parador de los Reyes Católicos, enfrente de la fachada de la Catedral. Ahí encontramos el primer control de seguridad.

Las acreditaciones de prensa que llevamos colgadas del cuello sólo muestran la cara donde aparece una foto del Papa. En la otra, oculta a las miradas, está la foto de cada periodista. Para comprobar quiénes somos, tendremos que girar la acreditación y demostrar que somos quienes decimos ser.

Sin embargo, los policías que están pidiendo la documentación a los fieles que quieren entrar a la plaza del Obradoiro nos dicen que nos saltemos la cola y nos permiten pasar sin tener que hacer cola y sin tener que enseñar ningún tipo de documentación.

Ya estamos dentro de la Plaza del Obradoiro sin que nadie haya comprobado quiénes somos, ni hayan constatado que nuestras mochilas están limpias de cualquier amenaza.

Sólo cuando pedimos entrar al Parador, punto de encuentro de todas las autoridades que han venido a recibir al Papa, nos piden pasar las mochilas por un escáner y a nosotros que atravesemos los arcos de seguridad. Sin embargo, en ningún momento se nos exige la documentación.

A pesar de todo el despliegue policial, y de los agentes que circulan por los tejados de todos los edificios de la Plaza del Obradoiro, llegar hasta la Zona Cero es fácil y pone en evidencia todo el cordón de seguridad.

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