Hermes de la Torre o cómo suena el piano de Cuba en Santander

  • Santander, 27 mar (EFE).- El pianista y compositor Hermes de la Torre salió de su barrio de San Martín, en La Habana, en 1997 con unas cuantas partituras y Cantabria como destino. Doce años después se ha convertido en uno de los vecinos más populares de otro San Martín, el de Santander.

Santander, 27 mar (EFE).- El pianista y compositor Hermes de la Torre salió de su barrio de San Martín, en La Habana, en 1997 con unas cuantas partituras y Cantabria como destino. Doce años después se ha convertido en uno de los vecinos más populares de otro San Martín, el de Santander.

Es casi imposible pasear con él por esa zona de la ciudad sin que alguien le pare y le llame maestro. Cerca de su casa, desde la que divisa un paisaje de ropas tendidas que le recuerda a su Habana natal, está la Escuela Superior de Náutica. Allí un piano le espera cada mañana.

Este artista, que lleva el apellido de su bisabuelo español, cree que la música es el alma del pueblo cubano. Ha dirigido coros, tríos y sextetos, ha dado cursos y ha pisado casi todos los escenarios de Santander, desde el teatro del CASYC, en el que ha actuado invitado por la Universidad Internacional Menéndez Pelayo, a los pubs donde a veces se sienta solo al piano para acabar compartiendo "jam session" con otros músicos de la ciudad.

En su tierra de adopción ha encontrado, sobre todo, amigos y la inspiración para escribir obras en las que se funden la tradición de Cantabria y los ritmos cubanos. Acaba de poner música a un poema de Gerardo Diego, quizá porque le gusta sentarse al lado de su estatua, que mira a la bahía desde la Avenida de Reina Victoria, para soñar un rato.

Pregunta- ¿Cómo acabó en Santander?

Respuesta- Llegue el 23 de julio de 1997. Es algo tan lógico como decir que las golondrinas también emigran. Lo de Cantabria fue casual, porque podía haber ido para otra parte. Vine en función del trabajo. Primero a Torrelavega y también viví dos años en La Cavada.

P.- ¿Por qué decidió marcharse de Cuba?

R.- Quería conocer otro país y más España, de la que tanto había oído hablar y de la que tengo ancestros, porque el padre de mi abuelo, por parte de padre, era español.

P.- ¿Cómo se lo tomó su familia?

R.- Saben que siempre he sido un aventurero. Como es lógico, quisieran tenerme a su lado pero también tienen que comprender que yo quiera estar donde me sienta más a gusto.

P.- ¿Ha vuelto allí desde entonces?

R.- Pensaba ir este mes o el que viene, pero a ver si se me arreglan las condiciones. Porque eso lleva unos trámites.

P.-¿Cómo recuerda aquellos primeros momentos en España?

R.- Yo me adapto rápido. Creo que la persona que llegue con decisión, con deseo de trabajar a un lugar y respetando las costumbres de ese lugar, no debe tener problema. Hice muchos amigos aquí.

P.- ¿Qué echa más de menos de su tierra?

R.- A mi madre y a mis hermanos. Y la música, el trasiego constante cultural que existe allí en La Habana. Es la principal alma que tiene Cuba. No ha existido fuerza política o social que haya sido capaz de hacer desaparecer la música.

P.- ¿Se puede vivir aquí de la música?

R.- Se puede vivir y se puede malvivir, pero lo más importante es cuando uno siente los aplausos, cuando uno llega a un concierto y ve la sala llena, ... el saludo cariñoso cuando te ven por la calle. Eso cura el mal vivir, eso lo imaginan muy pocas personas, el sentirse uno saludable haciendo su trabajo.

P.- Y ahora con la crisis, ¿su agenda es más pequeña?

R.- La crisis nos va a afectar a los de siempre. Ahora un lugar legendario, donde hemos estado tocando cuatro o cinco músicos, el Gran Casino, ha decidido que no exista más música en directo y eso es algo que ni el público lo concibe. Pero tu sabes que tanto en un lugar como en otro, cuando hay que reducir economía, casi siempre comienzan por la cultura, y de la cultura siempre cogen la música. Es una pena, pero qué vamos a hacer...

P.- ¿Cómo es su vida aquí?

R.- Me has visto en la Escuela Superior de Náutica, un lugar que me ha acogido como un hermano. Me dejan estudiar el piano y, a pesar de algunas controversias, llevo allí cinco años. Ahora no puedo estudiar cinco horas por la mañana y tres por la tarde, le dedico más tiempo a la composición y a buscar trabajo.

P.- ¿Qué otros rincones de Santander le gustan?

R.- Paseo mucho por Puertochico. Me gusta caminar por el Río de la Pila y la calle del Carmen, porque yo soy de barrio. En Cuba vivo en un barrio, San Martín y ahora vivo aquí en San Martín. Es decir, que de San Martín llegué a San Martín.

Mostrar comentarios