Israel, la tierra prometida para miles de subsaharianos

  • Cada mes llegan a Israel hasta 1.000 inmigrantes en situación irregular a través de la frontera con Egipto, según fuentes del Gobierno israelí, que harto de la situación ha tomado la polémica decisión de levantar un muro en el Sinaí. Muchos subsaharianos verán su sueño de futuro frustrado con esta construcción, aunque de momento el anuncio no ha frenado el contrabando de inmigrantes que huyen al estado judío en busca de un salario mejor, lejos de los conflictos civiles de sus países.
Israel construirá una valla contra la inmigración en la frontera con Egipto
Israel construirá una valla contra la inmigración en la frontera con Egipto
Rebecca Collard | GlobalPost

(Jerusalén, Israel). Desde la cima de una duna de arena en el lado egipcio de la frontera es fácil entender cómo 18.000 solicitantes de asilo africanos se han colado en Israel a través del desierto.Khalil, uno de los muchos beduinos del Sinaí que participan en las operaciones de paso clandestino, señala a lo lejos los dispersos puestos de guardia de Egipto. Asegura que él pasa en torno a 20 africanos cada semana a Israel, normalmente en grupos de 5 ó 10 personas.

Cada emigrante paga entre 500 y 1.000 dólares (entre 364 y 728 euros)  por el viaje desde El Cairo hasta la frontera con Israel (la cifra que pueden pagar por llegar desde sus países de origen hasta Egipto es hasta tres veces mayor). Ocultos bajo el manto de la noche, los contrabandistas como Khalil dejan a los grupos de africanos en el desierto, a medio kilómetro de la frontera. A continuación, los emigrantes echan a correr por la arena, a menudo descalzos, hasta adentrarse en el estado judío.Los sueldos altos y una situación de seguridad relativa han convertido a Israel en algo así como la tierra prometida para aquellos que huyen de los conflictos en el África subsahariana.

Hubo un tiempo en el que muchos refugiados no iban más allá de Egipto, pero la dura situación económica y el empeoramiento de la seguridad en el país ha empujado a miles de ellos a cruzar a pie la frontera con Israel. Según las autoridades israelíes, entre 700 y 1.000 inmigrantes se cuelan cada mes en el país a través de su porosa frontera del Sinaí.En un intento para detener este flujo de personas y contener otro tipo de contrabando Israel acaba de aprobar la construcción en su frontera sur de un muro con sistemas de vigilancia valorado en 270 millones de dólares.

"Esta es una decisión estratégica para asegurar el carácter judío y democrático del estado de Israel", aseguró el primer ministro Benjamín Netanyahu en un comunicado cuando se anunció la aprobación del muro. "Israel continuará abierto a los refugiados de guerra, pero no podemos permitir que miles de trabajadores ilegales entren en Israel a través de la frontera sur e inunden nuestro país".

Unos cuantos cientos de kilómetros al norte, en la opulenta ciudad israelí de Zichron Yaakov, Adham, un refugiado de Darfur que llegó a través de la frontera sur, desembala cajas en el sencillo pero cómodo apartamento de una habitación que compartirá con su mujer y dos hijos. Desde la pequeña terraza casi se puede ver a lo lejos el Mediterráneo, a escasos kilómetros.Un grupo de residentes locales están colaborando para ayudar a Adham y a otras cuantas familias sudanesas que entraron ilegalmente por el sur a conseguir permisos de residencia, trabajo y hogar en una de las comunidades más ricas de Israel.

"Se está mejor aquí", dice Adham, que mezcla algo de hebreo con su árabe darfurí al explicar que viajó a El Cairo con la esperanza de que la oficina para los refugiados de la ONU le ayudase a reinstalarse en Europa o en Estados Unidos. "Pero me dijeron que tenía que quedarme en Egipto".

Los antaño abundantes programas de reasentamiento de refugiados en El Cairo se han ido reduciendo desde 2005, y tan sólo los más vulnerables pueden iniciar allí una nueva vida.Adham adquirió el estatus de refugiado en Egipto y trató de ganarse el pan en El Cairo. Pero los refugiados no pueden trabajar en Egipto, y quienes consiguen encontrar un puesto en la economía sumergida reciben un sueldo escaso y carecen de seguridad laboral. Al cabo de seis años, Adham se rindió y buscó la fórmula para cruzar la frontera con su familia.

"Esa es una de las razones por las que la gente contacta con los contrabandistas", explica Michael Kagan, un experto en Derechos Humanos que trabajó en la Universidad Americana de El Cairo. "No tienen acceso a lo que se considera una 'solución duradera', que les permita desarrollar a largo plazo una vida digna en el primer país de llegada".

Aunque tan sólo una cantidad simbólica de refugiados en Israel ha conseguido el estatus oficial de asilado, otros miles de ellos han recibido protección temporal y permisos de trabajo. Los sueldos son mucho más altos en Israel que en Egipto, y quienes llegan a Tel Aviv normalmente encuentran trabajos en la construcción o en hoteles, lo que les permite llevar una vida modesta y en algunos casos incluso enviar dinero a sus países de origen.Pero no todos tienen esa suerte.

El año pasado Israel comenzó a detener a inmigrantes y refugiados ilegales dentro de sus fronteras, llevando a cabo arrestos masivos e imponiendo nuevas restricciones a los permisos de residencia temporal, con la intención de hacer menos atractivas sus estancias en el país. Unos 2.000 solicitantes de asilo permanecen actualmente en los centros de detención de Israel; y la mayor parte de ellos son inmigrantes llegados recientemente a través del Sinaí.

Desde que en agosto de 2008 Israel lanzó su plan de "devoluciones calientes", las autoridades han devuelto al menos a 300 de ellos rápidamente a Egipto tras cruzar la frontera. Esta práctica se está debatiendo en el Tribunal Supremo de Israel.

Otros no llegan tan lejos. Desde mediados de 2007 al menos 50 emigrantes han resultado heridos por disparos o han muerto a manos de las fuerzas de seguridad egipcias en la escasamente poblada zona militar fronteriza. Los grupos de derechos humanos han acusado a Egipto de practicar una política de disparar a todo aquel que huye y se sospecha que el número de muertos podría ser mayor, puesto que la inaccesibilidad a la zona se traduce en que la mayor parte de los informes proceden del Gobierno. Otros cientos de refugiados han sido arrestados o encarcelados por las fuerzas egipcias cuando iban hacia la frontera con Israel.Pero las historias de éxito como la de Adham viajan de regreso hasta los pueblos africanos atrapados en conflictos, y eso contribuye a disparar el flujo de emigración hacia el norte.

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