Una pareja y dos de sus hijos y otros dos canadienses originarios de la provincia francoparlante de Quebec figuraron entre las 30 víctimas mortales de los ataques llevados a cabo por tres yihadistas en la capital de Burkina Faso y reivindicados por Al Qaida en el Magreb Islámico (AQMI).
Trudeau y otros integrantes de su gobierno participaron en los funerales de los cuatro miembros de la familia Carrier y de Louis Chabot en una iglesia en la tarde de este sábado, donde centenares de personas se hicieron presentes. Más temprano, el primer ministro había asistido a una ceremonia religiosa en honor de la sexta víctima, Suzanne Bernier, una directora de escuela jubilada.
Las seis personas, originarias de Quebec, se habían sumado en diciembre a una misión humanitaria en Burkina Faso consistente en la reconstrucción de una escuela. Debían volver a su país unas horas después de los atentados contra un restaurante y un hotel frecuentados por occidentales.
Trudeau, que esperó 48 horas para llamar a los deudos de las víctimas, fue criticado por su decisión de poner fin a los bombardeos aéreos a posiciones del grupo Estado Islámico en Irak y en Siria llevados a cabo por una coalición internacional, como lo había prometido durante la campaña electoral canadiense.
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