La batalla por acabar con el matrimonio de niñas en Marruecos aún será larga

  • El final de los matrimonios de niñas menores en Marruecos no está cerca, ya que los partidos políticos que deben reformar la ley que los permite no se ponen de acuerdo sobre la edad mínima en la que una mujer debe considerarse casadera.

Javier Otazu

Rabat, 14 mar.- El final de los matrimonios de niñas menores en Marruecos no está cerca, ya que los partidos políticos que deben reformar la ley que los permite no se ponen de acuerdo sobre la edad mínima en la que una mujer debe considerarse casadera.

Después de que en enero fuera derogada la ley 475 que permitía a un violador casarse con su víctima y evitar así la cárcel, las organizaciones feministas se las prometían muy felices con la inminente reforma de otras dos leyes: una para castigar con más claridad la violencia machista, y otra para terminar con el matrimonio de niñas.

Cada año se casan en Marruecos unas 40.000 niñas menores, muchas de menos de 15 años, gracias a un "agujero legal" en el artículo 20 de la Mudawana (Código de familia): el que contempla que puede haber excepciones, autorizadas expresamente por un juez de familia previo examen médico o social, que permitan desposar a una menor de 18 años.

Sin embargo, la excepcionalidad se ha convertido en regla y los jueces de familia han mostrado "manga ancha", pues han autorizado casi sistemáticamente estos matrimonios sin contar siquiera con la opinión de médicos ni de asistentes sociales, según denuncian las organizaciones feministas.

En el Marruecos rural, una niña se considera casadera en cuanto es fértil, y lo deseable es casarla cuanto antes para preservar su honor y el de la familia.

Pero el caso de Amina Filali, la niña que fue violada con 15 años y obligada a casarse con su violador, hasta que no aguantó más y se suicidó ingiriendo un matarratas en 2011, hizo que muchas personas reconsiderasen su opinión sobre el matrimonio infantil y dio alas a las organizaciones feministas.

Caravanas de sensibilización por poblados y valles, recogidas de firmas, talleres de concienciación: el Marruecos más progresista se ha hecho oír con fuerza, mientras otro Marruecos, el más tradicional, guardaba silencio, o lo aparentaba.

Al llegar la cuestión al Parlamento, donde la ley debe ser reformada, el Partido para el Progreso y Socialismo (PPS, ex comunista) parece haberse quedado solo, al ser "prácticamente el único" que defiende la prohibición total de rebajar la edad matrimonial por debajo de los 18, según dijo a Efe Rachid Ruqban, jefe del grupo parlamentario.

Frente al PPS se ha situado el islamista Partido Justicia y Desarrollo (PJD) mayoritario en el parlamento y en el gobierno, que promueve una reforma que siga contemplando las excepciones, ya no sin límite de edad, sino "entre los 16 y los 18 años".

El PJD y el PPS, que se sientan juntos en el mismo gobierno, han aceptado solicitar la opinión de una tercera instancia, pero mientras que el primero sugiere que sea el Consejo de Ulemas (sabios religiosos, conocidos por sus posturas conservadoras), el segundo quiere que sea el Consejo Nacional de Derechos Humanos, de línea laica.

Ruqban reconoció que ni siquiera entre los partidos de izquierda el PPS tiene muchos apoyos y que la "tolerancia" hacia el matrimonio infantil es amplia también entre ellos, que arguyen que el Marruecos rural tiene otra lógica y que no puede darse la espalda a una realidad.

"Nos va a hacer falta más tiempo, aún estamos lejos de resolver este asunto", reconoció Roqban, quien trató de disculpar a sus socios de gobierno del PJD: "Están haciendo esfuerzos, como lo hicieron con la ley 475".

El parlamentario evitó así criticar a su socio de gobierno con el que ya tienen juntos dos años de andadura, pese a ser dos partidos en las antípodas ideológicas. Es en estos debates, cuando se cuestiona la moral y las tradiciones, cuando se ponen de manifiesto los dos Marruecos que conviven hasta en el mismo gobierno.

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