Riad, 17 abr.- El ministro omaní de Exteriores, Yusuf bin Alaui, ha asegurado que la crisis que ha enfrentado en el último mes a cuatro países del golfo Pérsico "ha terminado y es cosa del pasado", según declaraciones publicadas hoy por el diario saudí Al Hayat.
"El problema ha sido resuelto dentro del hogar Pérsico (el Consejo de Cooperación del Golfo, CCG), sin permitir que nadie externo intervenga", explicó Alaui, en los extractos de la entrevista adelantados por Al Hayat.
La crisis estalló el pasado 5 de marzo, cuando los Gobiernos de Arabia Saudí, Emiratos Árabes Unidos y Baréin retiraron sus embajadores de Catar, en protesta por la supuesta injerencia de este último en sus asuntos internos y por la política de Doha respecto a otros países árabes, como Egipto.
El ministro omaní calificó lo ocurrido de "tormenta pasajera" y destacó que los lazos entre los países del CCG -integrado por Arabia Saudí, Emiratos, Baréin, Omán, Kuwait y Catar- son "normales".
Una fuente del CCG, que declinó identificarse, reveló a Efe que responsables de alto rango de la organización consensuaron en una reunión anoche en Riad "un documento de reconciliación".
Según el documento, logrado con la mediación kuwaití y omaní, Catar se compromete a cambiar su política sobre algunos asuntos regionales, especialmente su postura crítica hacia las autoridades interinas de Egipto.
Las autoridades cataríes habían sin embargo insistido en varias ocasiones este último mes en que no iban a modificar su política exterior.
Por su parte, el subsecretario kuwaití de Exteriores, Jaled al Yaralá, se mostró más cauto y apuntó que las diferencias entre esos cuatro países del golfo Pérsico "desaparecerán pronto".
En declaraciones publicadas hoy por la edición internacional de Al Hayat, Al Yaralá señaló que no se trata de una crisis y que ya se da un ambiente "positivo para cerrar este capítulo".
En el fondo de la crisis entre estos países, sin precedentes en el seno del CCG, subyace su diferente relación con los Hermanos Musulmanes.
Mientras que Doha apoyó al depuesto presidente egipcio Mohamed Mursi (de la cofradía), Riad y Abu Dabi han respaldado política y económicamente a las autoridades surgidas tras el golpe militar que lo derrocó.
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