La nueva generación de emprendedores se gesta en las aulas

  • Profesor, policía, médico u otras profesiones son deseos para el futuro desde la más tierna infancia, pero pocos habrán dicho que de mayor quieren ser emprendedor, un camino que eligen los más audaces, los que deciden desafiar el riesgo y apostar por sus ideas.

Magdalena Vallejo

Santander, 2 jun.- Profesor, policía, médico u otras profesiones son deseos para el futuro desde la más tierna infancia, pero pocos habrán dicho que de mayor quieren ser emprendedor, un camino que eligen los más audaces, los que deciden desafiar el riesgo y apostar por sus ideas.

Lo más difícil suele ser dar el paso y salvar los primeros obstáculos y, por eso, para vencer los miedos y orientarles, el Centro Internacional Santander Emprendimiento (CISE) ha creado el programa 'e2' (estudiante x emprendedor).

Implantado este curso en la Universidad de Cantabria, pero con vocación de ampliarlo a otros niveles y exportarlo a otras regiones, el proyecto pretende sembrar el espíritu emprendedor entre los estudiantes y enseñarles cómo trasladar una idea a un proyecto de negocio.

La iniciativa tiene nombres propios, como los de Ángel, Lucía, Estela, Borja, Eva, y así, hasta quince estudiantes que lideran otros tantos grupos que han diseñado planes de negocio para productos y servicios de lo más variopinto.

Los hay que proponen ofrecer servicios tecnológicos 'en la nube', otros que apuestan por visitas turísticas personalizadas o taquillas de playa, y también quienes plantean producir materia prima para biocombutibles, bien reciclando aceites vegetales usados o cultivando cáñamo.

Unos han diseñado sus proyectos con visión más local, como el primer autocine de Cantabria, y otros con vocación internacional, como una red social orientada a acertar con los gustos del destinatario al hacer regalos, que empezaría por desplegarse en el mercado americano.

Y todos ellos han hechos sus cuentas. Algunos no requerirían más que 5.000 euros como inversión inicial, pero otros deberían sumar varios ceros a esa cifra.

Quizá, con el tiempo, alguno de esos proyectos termine siendo una realidad y puede, incluso, que no tengan que esperar demasiado, porque los quince empresarios que han ejercido de mentores y han guiado a cada uno de los grupos estudiarán ahora si hay posibilidades de llevar alguno a la práctica y qué capacidad de financiación tendrían para respaldarlo.

Aunque eso no ocurra, los alumnos se llevan ya los conocimientos y la experiencia de haber participado en un programa que, según ha explicado a EFE el director del CISE, Federico Gutiérrez-Solana, pretende ser un "gimnasio del emprendimiento".

El objetivo en sí mismo no es conseguir que los proyectos acaben poniéndose en marcha -aunque si eso ocurre, será una "satisfacción"-, sino "educar" a estos jóvenes para que sean capaces de impulsar en algún momento sus ideas.

Ideas como la de Matías y su equipo, que proponen diseñar ropa que deje pasar los rayos de sol y evite las marcas del bronceado.

El miedo al fracaso y al riesgo es uno de los principales frenos de los españoles para emprender y lo reconocen muchos de estos jóvenes, como Milagros, cuyo equipo propone un servicio de ocio, acompañamiento y asesoramiento para mayores, o como Estefanía, que ha apostado junto a sus compañeros por un huerto ecológico en el que el cliente pueda recolectar los productos.

Estefanía ve el proyecto 'e2' como "un plan b", porque, según dice, entrar en la universidad es fácil, pero lo "difícil" es salir, ya que hay muchos jóvenes preparados.

Patricia, por su parte, piensa que este programa ha sido el "complemento perfecto" a su formación universitaria y le ha aportado conocimientos para no "rendirse" por la falta de empleo y buscar sus propias oportunidades.

También Cristian cree que ahora tiene más herramientas para decidirse a emprender.

A Javier, el mayor del grupo, le pasa algo parecido. Con 38 años y familia, tenía el "gusanillo" de dar vida a sus ideas y encontró en este proyecto la posibilidad de ponerlas a prueba, en concreto, con un proyecto para construir una residencia universitaria de bajo coste, ahorrando en el proceso constructivo, al optar por un sistema modular con contenedores marítimos.

Los mentores les animan a mantener esa ilusión y a perderle el miedo a emprender. Reconocen que el momento económico no es bueno, pero hay otros factores que juegan a su favor, como el reconocimiento social que han ganado los emprendedores.

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