La prosperidad es un sueño en las regiones de Birmania atrapadas en la guerra

  • La prosperidad prometida por el Gobierno birmano a las minorías étnicas a cambio de un alto el fuego se antoja un sueño en los territorios que subsisten sorteando las penalidades causadas por la larga guerra que atenazó sus junglas.

Jordi Calvet

Pa'an (Birmania), 23 feb.- La prosperidad prometida por el Gobierno birmano a las minorías étnicas a cambio de un alto el fuego se antoja un sueño en los territorios que subsisten sorteando las penalidades causadas por la larga guerra que atenazó sus junglas.

En el estado Karen, al este de Birmania (Myanmar), los líderes de esta tribu negocian cerrar un trágico capítulo de 63 años de lucha armada con el Ejército gubernamental, que ha confinado a medio millón de civiles en primitivos refugios creados entre la densa vegetación que tapiza estas montañas serpenteadas por caminos infestados de minas antipersonas.

Y al menos otras 150.000 personas de esta tribu han cruzado en oleadas la porosa frontera con Tailandia huyendo del horror de la guerra para buscar refugio en campos cercados por alambradas de espino.

En una de las bases militares de la guerrilla ubicada en el distrito de Pa'an, donde se encuentra la capital del estado karen, se percibe el trasiego de dirigentes y mandos implicados en la estrategia para negociar con el Gobierno birmano.

El campamento está formado por media docena de pequeñas barracas hechas de palos y hojas secas levantadas alrededor de lo que parece un lugar para jugar a voleibol con red incluida, un cobertizo en el que se reúnen, una pocilga en la que engordan cerdos y un corral con patos y gallinas, que acabarán en los pucheros para alimentar así a la tropa.

A simple vista, en esta posición situada a unos pocos kilómetros del frente se aprecia la presencia de unos treinta guerrilleros, algunos de ellos de edad avanzada, pero que en su mayoría sus rostros delatan su juventud a pesar de portar el fusil de asalto M-16 y el uniforme verde oliva del llamado Ejército Karen de Liberación Nacional.

El alto al fuego acordado hace un mes con el Gobierno parece que ha creado cierto clima de relax entre este grupo de asilvestrados guerrilleros que de cuando en cuando se recuestan en las hamacas colocadas bajo la sombra para guarecerse del sol.

En ocasiones, van de un lado a otro obedeciendo la orden de sus jefes o hacen guardia en los límites de la base sentados y a poder ser a la sombra.

"El Tatmadaw (Ejército birmano) está ahí detrás, dos colinas más allá", dice al enviado de Efe un guerrillero a la vez que apunta hacia estas con el dedo.

A pesar del alto al fuego, según los mandos de la organización rebelde, se han producido al menos cinco escaramuzas y el Ejército gubernamental ha continuado reforzando sus líneas y abasteciendo a sus tropas emplazadas en las posiciones más avanzadas en territorio karen.

"No han intentado ganar más terreno pero han reforzado posiciones y esto sí que nos preocupa", advierte la secretaria general de la Unión Nacional Karen, Naw Zipporah Sein.

Sein dice que de momento "nos han tratado con mucha amabilidad y parecen sinceros en sus ganas de mejorar las relaciones"

Según Sein, la próxima ronda de conversaciones se centrará en la desmilitarización de la región para luego, en la fase política, tratar el futuro de la población civil.

"Es importante que los civiles vivan sin la presencia de los militares. Por culpa de los combates hay mucha gente que se ha visto privada de sus tierras de cultivo. Si logramos el alto al fuego y queremos avanzar, deberíamos retirar las tropas", indicó.

Entretanto, muchos lugareños confían su subsistencia en la bondad de las organizaciones humanitarias asentadas al otro lado de la frontera, en Tailandia, de donde proceden la mayor parte de las necesidades básicas.

Entre estas necesidades se incluye la sanitaria que suministran los equipos de los llamados mochileros medicalizados que se infiltran en territorio rebelde para prestar atención médica y proveer medicinas a gente enferma o herida en ataques.

La guerrilla de la Unión Nacional Karen, que dispone de unos 7.000 combatientes de los 30.000 que integraron antes sus filas, emprendió la lucha armada con la finalidad de conseguir la autonomía del territorio que considera la patria de la etnia. EFE

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