Las protestas en el Sáhara Occidental ponen a prueba a Marruecos

  • Las manifestaciones independentistas organizadas en la última semana en el Sáhara Occidental suponen un test para Marruecos que, bajo la lupa de la comunidad internacional, ha reprimido de forma violenta algunas protestas y permitido otras donde se ha ondeado sin reparos la bandera de la República Saharaui.

Marta Miera

Rabat, 10 may.- Las manifestaciones independentistas organizadas en la última semana en el Sáhara Occidental suponen un test para Marruecos que, bajo la lupa de la comunidad internacional, ha reprimido de forma violenta algunas protestas y permitido otras donde se ha ondeado sin reparos la bandera de la República Saharaui.

El fin de semana pasado, aprovechando la visita de seis periodistas extranjeras en El Aaiún, capital administrativa del Sáhara Occidental, los saharauis salieron a las calles enarbolando abiertamente banderas y pancartas del Frente Polisario, como habían hecho los días anteriores en otras ciudades saharauis.

Aunque finalmente la marcha fue dispersada, el hecho de que las autoridades marroquíes autorizasen esta protesta en el Sáhara, donde la libertad de expresión y de reunión están severamente restringidas, supuso un acontecimiento insólito.

Nuevas manifestaciones están convocadas para el aniversario del Frente Polisario, que nació el 10 de mayo de 1973, y que los independentistas conmemoran el día 20 por coincidir esta fecha con la primera operación armada en el Sáhara Occidental.

En contrapartida, un grupo que milita por el Sáhara marroquí ha programado para el 18 de mayo una marcha en El Aaiún, un evento que según varias asociaciones independentistas saharauis puede provocar que "la ciudad se encienda".

El juicio militar celebrado en febrero contra 25 saharauis por los llamados "sucesos de Gdaim Izik", que se saldó con condenas de entre 20 años y la perpetuidad para 23 de ellos, supuso un golpe para el movimiento saharaui, pero extrañamente, ese duro veredicto no cristalizó entonces en protestas en la calle, salvo excepciones.

Los saharauis también se mostraron cautelosos a mediados del mes de abril cuando se anunció el proyecto estadounidense para ampliar las prerrogativas de la misión de la ONU en el Sáhara Occidental para que supervisase los derechos humanos en esta zona y en los campamentos del Polisario de Tinduf, sur de Argelia.

Rabat, apoyado discretamente por España y Francia, consiguió hacer valer su rechazo y tumbó el plan, pero esa actitud y los informes de la ONU y de asociaciones internacionales sobre los derechos humanos le ha traído, a la larga, efectos contraproducentes ya que está ahora en el punto de mira de la comunidad internacional en lo que respecta a los derechos humanos en la ex colonia española.

Ha sido tras la votación del Consejo de Seguridad, el 25 de abril, cuando los saharauis se han decidido a lanzar multitud de protestas que han supuesto una "batalla" entre las asociaciones defensoras de los derechos humanos y las autoridades marroquíes, que consideran que las manifestaciones no han sido espontáneas sino "orquestadas".

En una intervención el pasado lunes ante la Cámara de Representantes, el ministro del Interior, Mohand Laenser, aseguró que estos últimos sucesos forman parte de un plan "financiado por medios extranjeros (en alusión a Argelia) a través del Polisario".

Mohamed Fadel Gaudi, miembro del Colectivo de los Defensores Saharauis de Derechos Humanos (CODESA), opina que "las manifestaciones en el Sáhara se han producido siempre, pero en estos momentos existe una mayor frustración por el juicio de Gdaim Izik, en el que no se presentó ninguna prueba, y la resolución de la ONU", que también ha abierto un candente debate en Marruecos.

Diputados como Ali Salem de la Unión Socialistas de Fuerzas Populares (USFP), partido en la oposición, piensa que "el gobierno debería haberse movilizado para mostrar los avances de Marruecos en materia de derechos humanos y evitar que la resolución de EEUU siembre la duda y haga pensar que no tenemos instancias creíbles para realizar este trabajo".

Por su parte, Abdelaziz Aftati, diputado del Partido Justicia y Desarrollo (PJD), que lidera el gobierno de coalición marroquí, se mostró convencido de que la propuesta inicial de EEUU acabará imponiéndose, y por ello se debe "continuar trabajando en el tema de los derechos humanos para evitar errores que los enemigos podrían utilizar".

Las violaciones de los derechos humanos continúan en el Sáhara, y las organizaciones independentistas señalan que estos últimos días se está llevando a cabo una "campaña de amenazas contra defensores de derechos humanos como Aminatu Haidar" o Mohamed Mayara, miembro de otra asociación de defensa de derechos humanos, que fue golpeado el miércoles por tres policías vestidos de paisanos.

"Marruecos ha optado por un proceso irreversible en términos de derechos humanos, en el que hay que asegurar la libertad de expresión, de movimiento y de manifestación pero siempre en el marco del respeto de la ley", asegura por su parte Ali Salem, el diputado del USFP, quien afirma con rotundidad que en este sentido Rabat "no tiene complejos".

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