Las protestas espolean a un Congreso hasta ahora ajeno a los brasileños

  • El Congreso brasileño, la institución más desprestigiada del país, demoró sólo unas horas para responder a casi todas las demandas de las protestas que estremecen las calles. En las redes sociales, canalizadoras del descontento, ahora circula una broma: "Sólo falta que suspendan el Mundial".

Eduardo Davis

Brasilia, 26 jun.- El Congreso brasileño, la institución más desprestigiada del país, demoró sólo unas horas para responder a casi todas las demandas de las protestas que estremecen las calles. En las redes sociales, canalizadoras del descontento, ahora circula una broma: "Sólo falta que suspendan el Mundial".

Transporte de calidad y más barato, presupuestos para la salud y la educación, el rechazo a una propuesta que impedía a la Fiscalía investigar la corrupción, así como el gasto público en el Mundial de fútbol de 2014 están en la agenda de las protestas que sacuden a Brasil desde hace dos semanas.

A casi todo, el Congreso le dio alguna respuesta en unas pocas horas este martes.

La Cámara de Diputados, sumergida en un inesperado frenesí de votaciones, rechazó el proyecto conocido como PEC 37, que excluía a la Fiscalía de las investigaciones de corruptelas, y además destinó el 75 % de las regalías del petróleo a la educación y el otro 25 % a la salud.

Fueron votaciones apresuradas, casi sin discusiones y provocadas por la presión que llega desde las calles, ocupadas durante las dos últimas semanas por cientos de miles de "indignados".

La PEC 37, que hasta hace quince días nadie dudaba de que sería aprobada, fue rechazada con 430 votos en contra, nueve a favor y dos abstenciones.

También este martes, el presidente del Senado, Renan Calheiros, cuya renuncia es exigida por los manifestantes debido a sospechas de corrupción, presentó una "agenda positiva", en línea con la voz que se expresa en las calles.

Anunció que se discutirán sendos proyectos de ley que proponen destinar el 10 % del Producto Interno Bruto (PIB) a la salud y el mismo porcentaje a la educación, y que se votarán propuestas para endurecer las penas para delitos de corrupción.

También pidió que las regalías del petróleo financien transporte gratuito para los estudiantes, después de que un alza de las tarifas generó las protestas que revelaron el inmenso malestar social hasta ahora contenido en Brasil.

Asimismo, declaró que aceptará cualquier proyecto "para reducir el número de ministerios".

En Brasil existen 24 ministerios, así como diez secretarias y cinco organismos que tienen ese mismo estatus, y el elevado gasto en esa maquinaria burocrática es otro de los blancos de las protestas.

Calheiros aseguró que esos proyectos, que languidecen en el Congreso desde hace años, se votarán en "diez o quince días" y que el Senado renunciará a su habitual receso de julio para "trabajar por la sociedad".

Otro propósito de enmienda hizo el presidente de la Cámara baja, Henrique Eduardo Alves, quien, frente a la decisión de la jefa de Estado, Dilma Rousseff, de convocar a una Constituyente para forzar una reforma política estancada en las cámaras hace quince años, dijo que el tema puede ser votado en unos meses.

"La cámara va a hacer ese debate, pero no quiere que sea por la vía de una Constituyente, porque eso retardaría una discusión que el Congreso debe hacer", dijo Alves, quien se comprometió a aprobar la reforma antes de fin de año.

Rousseff finalmente desistió de la Constituyente, pero anunció un plebiscito para consultar a la sociedad sobre la forma y contenido de esa reforma, estacionada en las cámaras desde 1998.

El Parlamento había comenzado a reconocer sus deudas la semana pasada, cuando el Senado decidió desempolvar un proyecto que propone reducir los impuestos al transporte para abaratar las tarifas.

La propuesta estaba estancada hace cinco años pero, según el Senado, ahora pudiera ser aprobada la semana próxima.

Según un reciente sondeo, sólo el 30 por ciento de los brasileños confía en el Congreso y la institución que más admiración merece en el país es el Cuerpo de Bomberos.

Las manifestaciones de este martes comenzaron frente al Congreso, en cuyos jardines un grupo que protesta por la inseguridad urbana sembró 594 balones manchados de sangre, uno por cada parlamentario.

Antonio Carlos Costa, portavoz del grupo Río de Paz, dijo que la idea es "pasar un balón para cada legislador y que reflexione sobre lo que hará a partir de ahora".

Según Costa, la sociedad que toma las calles quiere que "todo Brasil tenga la calidad que exige la FIFA" para sus estadios.

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