Los vecinos de melilla, "acostumbrados" a los saltos a la valla


Los saltos a la valla de Melilla como el que se ha producido este madrugada en el que más de 200 inmigrantes de origen subsahariano han tratada de pasar a España son un suceso al que ya están "acostumbrados" los vecinos y empresarios cercanos a la valla quienes aseguraron que “se han enterado por la televisión”.
“Aquí ya es normal, pasa un día sí y un día también. Sin embargo, no nos perturba porque ellos vienen a trabajar, porque todos en Melilla entendemos que nadie deja su hogar si tiene otra opción”, explicó a Servimedia Francis, una empresaria local cuyo negocio está muy cerca de la valla.
Otro de los puntos cercanos es el colegio religioso Nuestra Señora del Buen Consejo, desde donde una de sus integrantes explicó a esta agencia que “sufrimos esta situación, pero no porque vengan, si no por el drama que encierra”.
La religiosa enfatizó que muchas veces no se enteran de estos intentos de entrada hasta que ponen el televisor un rato y descubren que las sirenas que escucharon eran por eso. “Las personas que llegan a Melilla demuestra un trato correcto, incluso saludan a los alumnos cuando pasan bajo las ventanas de la aulas”.
“Al Club de Golf no se acercan, pues en nuestra cafetería suele estar alguna autoridad tomando algo, eso los suele disuadir”, explicó un trabajador del negocio. Sin embargo, “de cuando en cuando se pasan por aquí y lo único que piden es trabajo”.
Los vecinos con los que contactó Servimedia corroboraron que los subsaharianos nunca piden, ni siquiera agua, lo único que buscan es trabajar. Sin embargo, Francis asegura que “somos los vecinos de Melilla los que les ofrecemos lo que podemos” y es que “estamos para echar un cable siempre que podamos”, aseguraba un vecino de origen marroquí, Mostafá.
“Hay ratos en los que te das cuenta que, aunque se proyecta una imagen negativa de ellos, son mejores que algunos vecinos de Melilla. Por ejemplo, cuando las niñas pasean por el puerto no suelen ni mirarlas; mientras que algunos que conocemos de todas la vida no tienen reparo en gritarles cosas que no le dirían a sus hermanas”, aseguró el trabajador de una de las empresas de la zona.
Con estos, y muchos otros mensajes, algunos de los vecinos de Melilla han tratado de retratar “la Melilla que acoge, que apoya y cuya riqueza de culturas les hace asumir esta situación sin dejar de sufrirla por lo que esconde tras de sí”, como resumía Francis.

Mostrar comentarios