Mali celebra elecciones entre la indiferencia y una inseguridad latente

  • Mali celebra mañana, domingo, unas elecciones legislativas marcadas por la gran indiferencia mostrada por la población ante los comicios y por los intermitentes ataques perpetrados por grupos yihadistas en el norte del país.

Idrisa Diakité

Bamako, 23 nov.- Mali celebra mañana, domingo, unas elecciones legislativas marcadas por la gran indiferencia mostrada por la población ante los comicios y por los intermitentes ataques perpetrados por grupos yihadistas en el norte del país.

Más de seis millones y medio de malienses están llamados a participar en estos comicios que acontecen tres meses después de las elecciones presidenciales, en las que se impuso Ibrahim Bubakar Keita, antiguo primer ministro del país.

Unos 1.100 candidatos, entre independientes y representantes de medio centenar de partidos políticos, compiten por los 147 escaños del Parlamento, que conserva 15 asientos reservados a mujeres.

Los pronósticos dan como favoritos al partido Reagrupación por Mali (RPM) del presidente Bubakar Keita, así como al Frente por la Defensa de la República (FDR), dirigido por el exministro Sumaila Cissé, que quedó en segunda posición tras Keita, en las pasadas presidenciales.

Otro de los principales partidos en liza es la Alianza por la Democracia en Mali (Adema), principal grupo parlamentario en la actual Asamblea Legislativa.

El RPM busca garantizar a Keita, que se impuso en la segunda vuelta de las elecciones presidenciales con el 77 por ciento de los votos, una cómoda mayoría parlamentaria que le permita, por un lado, gobernar sin obstáculos y, por otro lado, evitar la búsqueda de alianzas.

La campaña electoral, que empezó el pasado 3 de noviembre y finalizó el viernes, ha sido descrita por los observadores locales y los medios como monótona, gris y sin atractivo, lo que, según dichos analistas, se puede traducir en una baja participación.

En Bamako, como en la mayoría de las ciudades del sur del país, los carteles electores sólo se pueden ver en zonas puntuales.

Además, los escasos mítines electorales que se han celebrado no han conseguido convocar a un gran números de seguidores.

No obstante, durante las casi tres semanas de campaña, los candidatos han intentado sensibilizar a los potenciales votantes a través de los espacios ofrecidos por las radios locales y la televisión.

Makan Musa Sisoko, especialista en cuestiones electorales, explicó a Efe que este desinterés está muy probablemente ligado a la naturaleza misma de la cita electoral, que tiene lugar tres meses después de los comicios electorales, que sí despertaron el interés de los malienses.

Sisoko explicó que en un régimen presidencial como el maliense, las legislativas son vistas más como una cuestión local ya que se elige un candidato por cada circunscripción, frente a las presidenciales, que adquieren una amplitud nacional.

Una opinión que no comparte el presidente del Círculo de Reflexión Cri 2002, Abulaye Sal, para quien estas elecciones deberían despertar más el interés de la población porque son sinónimo de "cohesión social y nacional".

A este desinterés generalizado se une la inestable situación de seguridad que se vive en el norte del país, a pesar de la expulsión el pasado enero de los grupos yihadistas que ocupaban esta vasta región y del alto el fuego alcanzado en junio por las autoridades de Bamako y los rebeldes tuareg.

En las tres regiones septentrionales de Gao, Tombuktú y Kidal, sobre todo en esta última, la campaña ha sido todavía más débil que en el sur del país.

En Kidal, controlada por grupos rebeldes hasta la firma del alto el fuego de junio, el arranque de la campaña electoral quedó totalmente eclipsado por el secuestro y posterior asesinato de la periodista de Radio France Internationale Ghislaine Dupont y el técnico Claude Verlon, el pasado día 2.

El asesinato fue reivindicado por el grupo terrorista al Qaeda en el Magreb Islámico (AQMI), una de las organizaciones que ocupó la parte norte del país entre junio de 2012 y enero de 2013.

Este suceso estuvo precedido de una serie de ataques, algunos de ellos perpetrados por suicidas, contra las ciudades de Gao y Tombuctú, en la que se encuentran desplegados el Ejército de Mali, los soldados franceses que participaron en la operación Serval para expulsar a los yihadistas y las tropas de la misión de la ONU para la estabilización de Mali.

A estos sucesos se une la continua tensión entre los rebeldes tuareg del Movimiento Nacional de Liberación de Azawad (MNLA) y las tropas malienses, que se ha traducido en varios choques entre hombres armados de ambos bandos.

A pesar de esta situación, las autoridades han mostrado su determinación de seguir con la agenda prevista, así como su confianza en poder garantizar una jornada electoral sin incidentes.

"Tenemos la esperanza y pensamos que la situación va a mejorar", declaraba a los medios, apenas una semana antes de los comicios, el ministro de Reconciliación y Desarrollo, Omar Diarra.

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