El número de solicitantes de asilo en Alemania procedentes de los Balcanes ha registrado un importante aumento desde principios de año, hasta situarse justo después de los refugiados sirios, según estadísticas difundidas en Berlín.
Esta cuestión, al igual que la crisis de refugiados de Oriente Medio que preocupa a los países de la región y a la UE, estará en el orden del día de la cumbre sobre los Balcanes occidentales que tendrá lugar el jueves en Viena en presencia de la canciller alemana, Angela Merkel, y dirigentes de esta región que se ha convertido desde hace meses en una de las principales puertas de entrada hacia Europa occidental.
En los siete primeros meses de 2015, el número de solicitantes de asilo procedentes de Kosovo, Albania y Serbia aumentó de casi 3.000 a 32.000 personas, de 4.500 a 29.000 y de 12.000 a 18.000, respectivamente, respecto al mismo período de 2014.
Los ciudadanos de los Balcanes huyen de una región pobre, donde el desempleo es muy elevado, con la esperanza de encontrar en Alemania trabajo y una vida mejor.
"El fenómeno está vinculado directamente a los intereses de grupos criminales, que obtienen grandes beneficios gracias a estas actividades y que incluso incitan a las salidas", declaró a la AFP el jefe de la policía albanesa, Haki Cako.
"Estos grupos criminales tienen redes en los países de origen y en Europa, están bien implantados", indicó apelando a la puesta en marcha de una estrategia conjunta para luchar contra los traficantes de personas.
En Albania, una decena de personas y al menos cinco agencias de viajes hacen frente a acciones judiciales por participar presuntamente en el tráfico de albaneses hacia la UE.
Tirana anunció un refuerzo de los controles en las fronteras e informó a los ciudadanos que sus posibilidades de obtener asilo son casi nulas.
Alemania repatriará antes de finales de septiembre a unos 770 albaneses.
Los motivos económicos no sirven para obtener el estatuto de refugiado, reservado sólo a aquellos que están perseguidos. Menos del 0,2% de estas peticiones llegan a buen puerto, pero tras largos procedimientos.
"Hay que probar que su vida en los países de origen corre peligro", explica a la AFP un responsable de la policía albanesa, Ardi Bide.
En este sentido, candidatos albaneses a emigrar no dudan en colocar explosivos bajo sus vehículos o frente a sus apartamentos, con el objetivo de intentar demostrar que son blancos potenciales de una venganza y obtener así informes policiales que avalan sus afirmaciones, según fuentes policiales.
Marushe, una desempleada de unos treinta años cuyo marido falleció, pagó 400 euros al alcalde de su localidad para obtener un certificado, según el cual sus hijos de 10 y 11 años se encuentran amenazados.
"La desesperación te obliga a hacer cosas ilegales", murmura y asegura que desea viajar a Alemania.
Según el responsable de la Asociación de los Misioneros de la Paz en Shkodra (norte), Nikoll Shumani, esta oenegé recibe diariamente desde hace varios meses 40 solicitudes para obtener este tipo de documentos.
El vecino Kosovo, independiente de Serbia desde 2008, conoció una oleada de emigrantes sin precedentes a principios de año.
Sin embargo, "unos 13.000 kosovares han sido repatriados desde enero de 2015, principalmente desde Alemania", precisó Valon Krasniqi, responsable del ministerio de Interior.
Para el analista político Florian Qehaja, "la lentísima construcción del Estado kosovar" desde que declaró su independencia en 2008 ha provocado estas marchas.
En cambio, en Serbia, el estatuto de "país seguro", es decir, donde los derechos humanos se respetan, acordado por Alemania, ha tenido un "efecto moderador" respecto al número de personas interesadas en el asilo económico, aseguró el ministro serbio de Interior, Nebojsa Stefanovic.
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