Miles de cabañas pueblan las calles israelíes en fiesta de los Tabernáculos

  • Miles de cabañas cubiertas con palmeras han florecido en las calles, plazas y balcones de Israel en los últimos días con motivo de los Tabernáculos, una fiesta que comienza esta noche y se celebra durante los próximos siete días.

Elías L. Benarroch

Jerusalén, 12 oct.- Miles de cabañas cubiertas con palmeras han florecido en las calles, plazas y balcones de Israel en los últimos días con motivo de los Tabernáculos, una fiesta que comienza esta noche y se celebra durante los próximos siete días.

Prescrita en el Antiguo Testamento como una de las tres ocasiones de peregrinación a Jerusalén junto con la de Pesah (Éxodo de Egipto, abril) y Shavuot (Pentecostés, mayo-junio), la conocida popularmente en español como fiesta de la "cabañas", en hebreo "Sucot", recuerda el paso por el desierto de los israelitas hace más de 3.000 años.

"Recuerda cómo los hijos de Israel vivieron y durmieron en cabañas y por eso (los observantes) comen en la cabaña todos estos días", explica a Efe Sion Alfasi, vecino de Jerusalén.

Se refiere a los cuarenta años que, según la Biblia, sus antepasados vivieron en cabañas tras el Éxodo de Egipto de la mano de Moisés, aunque en una interpretación más metafísica la fiesta también transmite la fragilidad de la existencia humana en el mundo material.

"Es una casa temporal", dice por su parte Bat Ami, una chica religiosa de 17 años del centro de Israel, al aludir a la creencia de que el cuerpo humano, como la cabaña, no es más que una vivienda temporal para el alma eterna.

El Levítico fija el día quince del mes séptimo del calendario hebreo (Tishrei) como comienzo de una fiesta para que "vuestras generaciones sepan que hice habitar a los hijos de Israel en tiendas cuando los liberé de la tierra de Egipto".

Y en cumplimiento de este precepto los judíos observantes dormirán, comerán y pasarán sus horas de ocio en esas construcciones rústicas desde el anochecer de hoy hasta el del próximo día 19.

Construidas manualmente, las cabañas suelen tener un techo de hojas de palma o cañas y estar profusamente decoradas con guirnaldas, frutos, dibujos, bendiciones y fotos de los santones y rabinos más conocidos.

Por su relación con la agricultura, la liturgia judía establece también para esta fiesta el uso de cuatro objetos que provienen de la tierra y que durante los rezos matutinos se agitan al son de sonados "aleluyas" y "hosanás": la rama de palma , el mirto, la toronja y ramilletes de sauce.

Se trata de cuatro elementos que según los sabios judíos contienen la esencia del pueblo de Israel, la diversidad en las cualidades humanas.

Otro elemento central de la fiesta es su relación con el peregrinaje a Jerusalén, una costumbre que comenzaron los bíblicos israelitas tras la conquista de Canaán para presentar ofrendas a Dios a través de la casta sacerdotal de los "Cohanim".

En la actualidad esta costumbre se recuerda con multitudinarias bendiciones junto al Muro de las Lamentaciones, el lugar más sagrado para el judaísmo, ante el que los descendientes de esa casta bendicen al pueblo cubiertos con taledos, un manto de color claro rallado en sus extremos con listones negros o azules.

La tradición se realiza hoy en día en las sinagogas cada jornada sabática y festiva, pero ante el último vestigio del Templo de Jerusalén recobra una espiritualidad sin igual por el gran número de miembros de la casta que allí se congregan y que atrae a decenas de miles de turistas judíos, sobre todo de Europa y Estados Unidos.

Otro evento que evoca el peregrinaje es la marcha por el centro de la ciudad que miles de cristianos evangelistas realizan para expresar su apoyo religioso y político al moderno estado de Israel, en la creencia de que sólo el regreso de todos los judíos a Sión y el final del exilio que comenzó hace 2.000 años, acercará el regreso de Jesús y la redención.

Teorías mesiánicas y creencias religiosas aparte, para el israelí de la calle, la fiesta de Sucot no es otra cosa que una oportunidad para salir de excursión, pasar tiempo con la familia y practicar su deporte nacional: el "mangal" (barbacoa).

"Nosotros celebramos la primera cena todos juntos, yo he hecho cabaña, pero al día siguiente saldremos todos de excursión, es una fiesta agradable", afirma Alfasi exponiendo la cara menos espiritual de la fiesta.

El ambiente festivo generalizado, con vacaciones en las escuelas desde el viernes pasado y hasta el próximo día 23, se traduce rápidamente en gigantescos atascos por las carreteras y un aluvión de parrillas por todos los parques y bosques.

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